
El trípode
Absolutismo sanchista; virtual autocracia
La oposición no puede invocar ninguna cuestión de Estado que justifique un apoyo a este absolutismo
Mientras el Occidente tiene la atención focalizada en Roma ante el funeral del Papa Francisco, ya se abren las especulaciones del eventual próximo sucesor de Pedro como Vicario de Cristo y cabeza de la Iglesia. La vida pública va recobrando la «normalidad» tras el paréntesis de la Semana Santa alargada con esta actual «prórroga». En España, la actual semana de la Pascua de Resurrección se vive impregnada de la atención por la muerte de Francisco, lo que sin duda desvía el interés informativo de las novedades políticas que aporta el sanchismo, lo que seguro que a él no le viene nada mal. Por ejemplo, no ha tenido por ello la atención -que en otras circunstancias habría tenido- lo que Sánchez dijo ayer respecto a su Plan para la Seguridad y Defensa. Abocado a la necesidad de cumplir con los compromisos asumidos por él ante la UE y la OTAN de incrementar el gasto destinado a la Defensa teniendo un gobierno con unos socios y unos aliados parlamentarios radicalmente opuestos a esa política, ha inventado un Plan realmente original y sin parangón a nivel mundial. Así que ha anunciado que va a incrementar el gasto destinado a Seguridad y Defensa para este año en nada menos que 10.471 millones de euros, lo que va a permitir que este ejercicio 2025 ese gasto pase de ser el 1,4% del PIB al 2%, cumpliendo de esta manera con dicho compromiso. Hasta aquí no habría más problema si se acreditara la procedencia de esos ingresos, pero lo que ha afirmado es que no va a haber reducción de ningún tipo de gasto social ni incremento de impuestos. Si le añadimos a eso que su gobierno carece de Presupuestos desde 2023 y que no está dispuesto a que este plan sea debatido y aprobado por el Congreso, no hay mucho más que añadir. Salvo para decir que esta manera de actuar sería muy propia del antiguo régimen, con el titular de la Monarquía absolutista concentrando todos los poderes en su persona, pero no en una monarquía parlamentaria democrática y organizada en un Estado de derecho. Lo que pretende hacer Pedro Sánchez es lo propio de una autocracia que encarna él con su partido sanchista y sus socios y aliados cual sumisos vasallos de su señor feudal, al que rinden pleitesía a cambio de mantener sus cargos y prebendas. Este es el gobierno progresista (y feminista). La oposición no puede invocar ninguna cuestión de Estado que justifique un apoyo a este absolutismo. El único sentido de Estado admisible es darle YA la voz a los españoles en unas elecciones generales.
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