Canela fina

Bien por Núñez Feijóo

«Núñez Feijóo ha sabido rebajar euforias y entusiasmos. Las elecciones no están ganadas y es necesario continuar trabajando»

Tras su victoria en el órdago del cara a cara, Alberto Núñez Feijóo ha tenido el acierto de liberarse de agradaores, correveidiles e incensarios, afirmando que las elecciones no están ganadas y que es necesario continuar con el trabajo electoral. Ha sabido rebajar euforias y contener entusiasmos contraproducentes. Y piensa perseverar en esa posición. Es lo mismo que quiere Miguel Ángel Rodríguez, artífice de la victoria de Núñez Feijóo, y político de larga experiencia y sobresaliente sagacidad.

Alberto Núñez Feijóo se habría equivocado si hubiera lanzado las campanas al vuelo cuando las elecciones del próximo 23 se celebran sobre una distorsión imposible de controlar y prever. «Jamás se debe desdeñar al adversario, mucho menos al enemigo», afirmaba Antonio Maura cuando el maurismo cabalgaba vencedor por las tierras de España.

Alberto Núñez Feijóo ha demostrado disponer, entre otras muchas, de dos de las cualidades grandes del político: serenidad y prudencia. Todos creían, empezando por Pedro Sánchez, que el debate dejaría al líder popular a los cascos de los caballos socialistas. No ha sido así. A pesar del abominable espectáculo de un encuentro en el que Sánchez interrumpió cualquier afirmación de Feijóo, la realidad es que la opinión pública se puso al lado del político que mantuvo la calma, eludió el embarramiento sanchista y disparó desde el sentido del humor. El órdago estaba servido sobre la mesa de Antena 3, en la que Sánchez disponía de una inmoderada moderadora partidista. Alberto Núñez Feijóo ganó para escarnio de muchos y el desescombro de las esperanzas sanchistas. Felipe González tenía razón, cuando propuso el respeto a la candidatura más votada. Eso significaba perder con dignidad al mejor estilo del socialismo democrático. Pero Pedro Sánchez ha desdeñado a Felipe González y se ha refugiado en un José Luis Rodríguez Zapatero descoyuntado.

Con todo, lo mejor de las últimas horas ha sido la reacción de Alberto Núñez Feijóo posterior a su éxito. El camino que resta no está sembrado de rosas porque son muchas las espinas que será necesario sortear, si bien los horizontes se han despejado y sólo circunstancias impensables los pueden emborrascar.