Sin Perdón
La campaña contra el juez Peinado
«No hay que aceptar que se descalifique al juez y se le adjudiquen oscuras intenciones»
Hay que reconocer que la izquierda política y mediática es persistente en sus campañas de descalificación. No recuerdo una estrategia contra un magistrado tan brutal e inmisericorde como la que está sufriendo Juan Carlos Peinado. Lo más lamentable es la participación de Grande-Marlaska. Me pregunto cómo reaccionaría si se la hicieran a él. ¿Dónde queda el respeto a la actuación judicial? ¿Alguien merece ser vilipendiado hasta ese extremo por cumplir con su función jurisdiccional habiendo sido avalado, además, por la Audiencia de Madrid? Hay voceros que no me sorprenden, porque están al servicio del poder y no les importa hacer el ridículo. En mi anterior artículo expresaba mi opinión sobre estos expertos en Derecho que han adquirido su formación por ciencia infusa y gracias a los argumentarios. Estos chamanes solo merecen la más absoluta indiferencia. En cambio, el magistrado Marlaska debería ser solidario con Peinado, aunque tenga una opinión distinta. Una vez más me pregunto cómo reaccionaría si en una instrucción suya le hubieran descalificado antes de conocer la conclusión del proceso.
No creo que esta estrategia de defensa de Sánchez y Begoña Gómez, poniendo en duda la honorabilidad y cualificación del titular del juzgado en el que ha recaído la causa, sea la más sensata. No me gustaría, si fuera el abogado defensor, encontrarme con tanto ruido político que lo perturba todo. Es más, le aconsejaría a Sánchez que desplegara toda su amabilidad y simpatía, que lo hace cuando lo conviene, y que colaborara con la Justicia, aunque sea negándose a declarar si las preguntas afectan a su condición de esposo de la investigada. Nada de lo que haga permite presuponer ninguna culpabilidad. Los que creemos en el Estado de Derecho y el imperio de la ley tenemos que defender la presunción de inocencia. Por ello, no hay que aceptar que se descalifique al juez y se le adjudiquen oscuras intenciones. Eso de que busca protagonismo o que está al servicio de una conspiración son estupideces monumentales. Es divertido escuchar el pintoresco argumento de Marlaska de que «es obvio y notorio que es presidente del Gobierno las 24 horas, los 7 días, desde que es votado por las Cortes Generales». Me imagino que alguna vez se tomará un breve descanso en su alta magistratura, aunque sea para ver una película.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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