Historias del mundo
La carrera de Rachel
«La chef de 35 años pasó de estar en coma a correr el maratón de Boston, un ejemplo de recuperación y coraje»
En Oklahoma, en noviembre pasado, Rachel Foster, chef de 35 años, volvía de cenar con John, su marido, cuando tuvo un terrible accidente de moto. Entró en coma en el acto. Con 17 huesos rotos, incluida la pelvis y el cráneo y una lesión cerebral traumática, los médicos intentaron salvarla en quirófano. Ingresó en la UCI, inconsciente y con el peor de los pronósticos. Tras nueve desesperantes días en coma, John comenzó el procedimiento para la donación de órganos... Pero al décimo día, Rachel abrió los ojos y se aferró con coraje a la vida.
«En enero no podía ni caminar», me cuenta por videoconferencia. Sin embargo, el mes pasado completó su gesta: correr el maratón de Boston. Corredora habitual, había pagado el dorsal antes de la tragedia. Sin alardear, Rachel lo explica de un modo muy humilde: «Siempre me tomo las carreras muy en serio. Y cojo prestado una expresión española que lo describe bastante bien. “Zapatero a tus zapatos”. Así de simple. Si soy corredora, tengo que correr. Hacer lo que me produce tanta alegría y me alivia tanto el estrés». A pesar de estar ante «el momento más difícil de mi vida. Tener un maratón en un futuro tan cercano me dio esa motivación y gozo, incluso antes de correrlo». ¡Y cómo! Pasó de no poder ni andar a cruzar la línea de meta en Boston en cinco meses. «No fue fácil entrenar. Tenía poco tiempo y fue muy laborioso. Para animarme, mis padres me decían: “Paciencia”. Quería poder hacerlo todo ya, pero tuve que dar pasos muy pequeños. Así que me armé de paciencia». Rachel compaginó la rehabilitación para lesiones cerebrales por las mañanas con una pista de atletismo cubierta por las tardes para llevar a cabo su proeza.
Rachel se ha tatuado, junto a una de las enfermeras que la trató, un amanecer sobre un versículo de la Biblia, «Y, sin embargo, me levanto», palabras que definen a la perfección su actitud ante la vida. Tiene más desafíos en mente. Al invitarle a degustar la gastronomía española y, de paso, correr el maratón de Madrid, su marido me confiesa tras la entrevista que ya está en su lista de cosas por hacer. Pronto la tendremos trotando en nuestras calles.
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