Y volvieron cantando

CIS y degradación institucional

El CIS pasa por ser uno de los más palmarios ejemplos de colonización institucional por parte del sanchismo

Pues viene a resultar que el mismo día en el que el PSOE sufre un terremoto escala 9 con la caída de su número dos y con la corrupción chapoteando en los aledaños de Ferraz y la Moncloa, el CIS, convertido en cortijo sanchista a los mandos de Tezanos, se descuelga con una holgadísima mayoría de los socialistas en intención de voto, eso sí, tras haber preguntado a los encuestados sobre cuestiones tan de «calado» como Eurovisión, obviando a las «Leires» y otros temas «menores». El CIS pasaba en otro tiempo por ser una de esas «joyitas» del Estado, manteniendo la vitola de organismo inevitable e ineludiblemente independiente, entre otras cosas, porque su función no es otra que la de testar estados de opinión entre la ciudadanía con independencia del momento político, intereses puntuales de partido o coyunturas socioeconómicas; eso era todo. Era ese oráculo poco menos que incontestable que abría los ojos de sesudos analistas de la demoscopia y se colaba entre las guardias pretorianas de los partidos, los equipos de marketing de organizaciones empresariales y los más directos asesores de altas instituciones, empezando por la propia Corona. Era, al fin y al cabo, la transparente prueba del algodón de la que respondía un elenco de funcionarios altamente cualificado e independiente. Hoy esos servidores públicos son igualmente eficientes e independientes, con la salvedad de que su escrupulosa labor es convenientemente tratada y procesada, en especial por una cabeza visible –demasiado visible ya– que poniendo esos trabajos al servicio de unos concretos intereses políticos ha terminado, no solo por desacreditar a este organismo en otro tiempo ejemplar, sino por comprometer el papel de estos funcionarios y, en consecuencia, por sembrar el lógico magma a propósito de la conveniencia de que los dineros públicos sean destinados a financiar un estamento cuyos sondeos ya no abren ni portadas de prensa, ni informativos de radio o televisión, salvo para destacar la anécdota de un nuevo engendro fruto de otra burda manipulación, carne de cañón para tertulias y columnas de opinión.

El CIS pasa por ser uno de los más palmarios ejemplos de colonización institucional por parte del sanchismo. Ocurre en otros estamentos del Estado, pero este se hace especialmente evidente cada mes, desprestigiando a los buenos profesionales de la demoscopia y dando un uso no precisamente público a los dineros de todos. Otro síntoma.