César Lumbreras

Agua y energía

La Razón
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Imaginemos que un día de estos llega a su casa, querido lector, abre el grifo del cuarto de baño y no sale agua. Y así al siguiente y al otro, porque no se trata de una avería puntual sino de un corte general que se repite jornada tras jornada, simplemente porque, debido a la sequía, no se puede garantizar el abastecimiento de algo tan básico como el agua. Pues bien, eso está sucediendo ya en algunas zonas de España y puede que vaya a más, salvo que llueva o nieve.

Imaginemos, por otro lado, que un día cualquiera llega a su casa, querido lector, aprieta el interruptor de la electricidad y no hay luz, la nevera no funciona, la calefacción tampoco y, ¡oh, el mayor mal entre todos los males, no se puede recargar el móvil! Y así a la jornada siguiente, porque, al igual que con el agua, tampoco se trata de una avería puntual, sino que los fallos en el suministro eléctrico se vuelven constantes por la falta de un modelo energético. La otra variante de esta misma situación es que sí haya electricidad, pero a precios desorbitados.

Lo anterior puede sonar a ciencia ficción, pero no lo es en el caso del agua, porque un nutrido grupo de españoles está padeciendo ya su falta. Además, ambos asuntos están muy ligados, ya que un porcentaje significativo de la energía que se produce en España tiene su origen en los pantanos y en las centrales hidroeléctricas, salvo este año en el que, por la falta de agua, ha habido menos producción con este origen. Se trata de dos asuntos vitales para el conjunto de los ciudadanos, a los que creo que, ni ellos, ni los políticos, están prestando la atención que se merecen.

Hace falta un Pacto de Estado del Agua y hace falta también que el ministro Nadal se aclare de un vez por todas y anuncie su modelo de política energética, si es que lo tiene, algo que dudo a la vista de los bandazos que va dando. Lo de Cataluña es importante, pero no lo es todo.