Iñaki Zaragüeta
El calvario hacia el desastre
Odisimuló muy bien sus sentimientos o Susana Díaz no percibió la que se le venía encima con los resultados del 22 de marzo. Hoy por hoy, lo único claro es que el 4 y 5 de mayo se celebrará el pleno del Parlamento autonómico con resultado de fiasco total respecto a lograr la mayoría para investirla presidenta, cargo por el que se dispone a apostatar de todo y de todos.
Los pasos dados hasta ahora demuestran que Díaz se ha echado en manos de Maquiavelo «el fin justifica los medios» (un gobernante debe utilizar todo a su alcance, sin límite de moral ni ética, con tal de conseguir un fin que lo merezca). A fe que lo está dejando palpable a sus correligionarios, que contemplan estupefactos y algo decepcionados, especialmente a esta parte de Despeñaperros, cómo pretende impugnar 25 años de Gobierno socialista, protagonizando a la perfección el papel de Salomé, con la entrega de las cabezas de Chaves y Griñán, a quienes tanto debe y tanto quería. Hasta Felipe González, que algo pesa aún en el PSOE, se mostró contrario y contrariado a haber tragado con esa ejecución política.
La sultana andaluza parece no haberse dado cuenta de que, por más celeridad que haya impregnado a sus concesiones, ni Podemos ni Ciudadanos van a hacerle el juego, que dejarán pasar las semanas –con certeza, las que restan para las autonómicas y municipales, incluso julio– y que agotarán los plazos antes de satisfacer su obsesión.
En cualquier caso, ha de ser consciente de que, haga lo que haga, pacte lo que pacte, la legislatura será un calvario, si no un desastre. Así es la vida.