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Iñaki Zaragüeta

La afrenta a Juan Carlos I

La Razón La Razón

«Si el resto del mundo opina lo contrario que tú, piensa que el resto del mundo puede tener razón». La frase no es mía, pero se me quedó grabada hace muchos años. Viene a cuento por la reacción generalizada de contrariedad por la ausencia del Rey Emérito de la conmemoración de los 40 años de las elecciones de 1977. Una ausencia por la falta de invitación, considerada «urbi et orbi» desafortunada e injusta.

Así es. Quien reinó con acierto siempre durante otros cuarenta años, puede que con algún desacierto producto no de su gestión institucional sino de unas circunstancias especiales provocadas por la crisis, no debía haber sido ninguneado de esta manera.

Quien encabezó el periodo más estable de los últimos tiempos de la Historia de España, no merecía este trato. Menos aún si semejante afrenta proviene de una forma injustificable de organizar el protocolo, tan difícil de explicar como fácil de criticar. ¿Para qué sirve esa tribuna especial, real creo que la denominan, sino para ocasiones como esta. La postal hubiera estado mucho más completa con la presencia de Juan Carlos I y Sofía como protagonistas de la democracia y libertades que actualmente vivimos.

No lo pienso yo. Aparte de las numerosas informaciones publicadas en coincidencia, los ciudadanos de a pie se identifican con esta versión. Lo comprobé ayer mismo en tierras gallegas con Cristina, Manu, Paco y el que suscribe que calificábamos con gran generosidad como sorpresa este feo, incomprensible en nuestra condición de hijos. En cualquier caso y si tenemos en cuenta que el tiempo es duradero, todo agravio es susceptible de desagravio. Así es la vida.