
Reyes Monforte
La decisión
Ver el vídeo grabado por los padres de Jessica es una forma de congratularse con la vida. Es envidiable y digno de todo reconocimiento la lucha de estos padres convencidos de que su hija podía salir adelante, desconozco si por fe o por conocimiento facultativo del padre, médico de profesión. Puede que hubiera personas que les criticaran al pensar que su decisión podría haber condenado a su hija a una vida de sufrimientos o, directamente, a la muerte. Pero ellos estaban convencidos de lo que hacían, y sobre todo, tenían la libertad de decidir, un derecho que debería tener todo ser humano, aunque ello conlleve la posibilidad de equivocarse o de acertar.
La historia de Jessica salió bien, pero lamentablemente no todas terminan con un final feliz, y tampoco sería justo cerrar los ojos a esa realidad.
Parece que hay un cierto miedo a las leyes que ofrecen –no imponen– la libertad de decidir en unos temas sobre los que quizá se opina con exceso de motivación por parte de quienes, por suerte, no están sufriendo el objeto de esa normativa.
No creo que nadie que haya tenido la desgracia de ver agonizar a un ser querido esté a favor de alargar ese sufrimiento, un dolor inútil, inhumano y cruel. No creo que nadie quiera acabar con la vida de un ser querido por puro capricho igual que no hay nadie preparado para soportar de por vida la losa mental que supone esa decisión. Sólo se me ocurre algo más difícil que decidir sobre la propia vida, y es hacerlo sobre la vida ajena, más cuando se trata de una persona a la que amamos. No es justo para nadie hacerlo más complicado.
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