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Toni Bolaño

Nos jugamos el pan

La Razón La Razón

Artur Mas no gana para disgustos. Primero fue la Cámara de Comercio de Barcelona, que pidió explicaciones sobre las consecuencias del proceso. Luego, Fomento del Trabajo, que dijo no al proceso. Después, la CEOE, dirigida por Juan Rosell, y la Cámara España, con Josep Lluís Bonet a la cabeza, ambos catalanes, le pusieron las peras a cuarto. Y ahora, el Círculo de Economía, la «crème de la crème» de la burguesía catalana, le dice que aunque gane el 27-S no puede saltarse a la torera la legalidad y que no puede derivar en un proceso independentista.

Los empresarios soberanistas intentaron parar el documento del Círculo, con Artur Carulla al frente. El patriota con varias sociedades en paraísos fiscales y centros de producción en medio mundo pagó el año pasado 9,4 millones a Hacienda –y 20 meses de cárcel para uno de sus hermanos– para regularizar el fraude de los Carulla al frente de su imperio Agrolimen –Gallina Blanca, Pans&Company, El Pavo, Biocentury...–. Fue el pacto para evitar el juicio después de que el juez, casualmente, archivara el caso en dos ocasiones. La Audiencia le dio un buen rapapolvo y Hacienda les pilló hasta el último detalle del despiste de unos milloncejos en plusvalías. Un último detalle, Carulla dirige el diario nacionalista «ARA».

No serán los últimos empresarios que se pronuncien. El miércoles, en un cine barcelonés, se presentará un vídeo en el que pequeños empresarios, autónomos y emprendedores dirán «no» a la independencia porque «nos jugamos el pan» Asistirán todos los partidos constitucionalistas y se entregará a los asistentes una barra de pan. Los convocantes subirán el vídeo a las redes sociales y aspiran a que se convierta en viral. Y el último día de campaña, el 25, cien pequeños empresarios firmarán un manifiesto que se publicará en toda la Prensa catalana. Lo dicho, Mas no gana para disgustos pero vive en su propia realidad. Es impermeable a los que no comulgan con su religión. Lo suyo es cuestión de fe, no de razón. Le traen al pairo las críticas. Seguirá como si nada porque desprecia a todo aquel que no le baila el agua.