Irene Villa

Por ellos

La Razón
La RazónLa Razón

Son muchos los intelectuales catalanes que rechazan de lleno un referéndum que además de ser ilegal, representa un proceso «descarrilado», «incompatible con un Estado de Derecho». Hablan de ignorancia sobre la política, de desvergüenza, de la «impunidad con la que mienten al hablar en nombre del pueblo», de graves heridas que no sabemos si podrán curarse. Eso es lo peor, el daño quizá irreparable sobre ellos, los ciudadanos a los que en Cataluña se les ha roto, adrede, la convivencia. Por ellos –también hijos y nietos de andaluces, murcianos, gallegos o extremeños que buscaban en Cataluña una vida mejor– que recuerdan con nostalgia, por ejemplo, una Barcelona tranquila y serena, cosmopolita, europea, abierta al mundo, que anhelan una Cataluña en la que no te señalen por el idioma que utilices, un lugar de cultura, turismo, arte... Por ellos, que quieren disfrutar de una tierra con tantos encantos y no vivir en un delirio permanente, hacemos un llamamiento a la sensatez, al sentido común. Es deleznable que sus políticos, además de apropiarse de sus fondos, se apropien también de su felicidad, de su libertad de pensamiento, de su capacidad para disfrutar sus privilegios, para amar su tierra sin tener que odiar al resto. Es despiadado y cruel envenenar a toda una comunidad, enemistarla con el país al que pertenece y convertir a sus conciudadanos en víctimas. Han destrozado los sueños de una juventud que vive en un rencor autodestructivo y amenazante para los catalanes que sí se sienten españoles. Son muchos años de mentiras incansables e insaciables. Por ellos, los catalanes que quieren vivir en paz y libertad y que aborrecen la corrupción, el abuso de poder, la manipulación y la mentira, ha crecido el apoyo a la Guardia Civil y la Policía Nacional. Y es que lo que están consiguiendo es potenciar la necesidad de defensa del Estado de Derecho y de la legalidad. Están consiguiendo que crezca en España un patriotismo quizás poco arraigado. El sábado lo veremos. En los balcones de multitud de pueblos y ciudades ondea ya la bandera de España.