Enrique López

Regreso al futuro

Comienza un nuevo año que para España no será uno más, puede resultar decisivo. Cuando uno lee la prensa diaria pudiera pensar que en nuestro país ya se han celebrado unas elecciones y se ha producido un cambio no sólo de gobierno sino de régimen, pero no es así; el sistema sigue funcionando y el rigor constitucional y legal se imponen a las pretensiones de unos y a los miedos de otros. Es cierto que nos enfrentamos a un gran problema de corrupción que los ciudadanos han puesto en relación directa con la crisis económica y lo que es más grave, institucional. Pero todavía existe un problema mayor, una crisis de representación de las principales fuerzas políticas, generando un espacio a tesis políticas que parten de arruinar el actual sistema como signo de regeneración, para instaurar un vaya usted a saber. Hemos pasado de los salvapatrias a los «salvaciudadanos», pero en el fondo el fenómeno es similar. Ha llegado el momento de intentar cambiar la percepción social y mostrar a la ciudadanía que el sistema funciona, que se está persiguiendo la corrupción con eficacia y con todo el estado de derecho, y por eso no es bueno lanzar mensajes desde los altos representantes del modelo denunciando su ineficacia, porque no es verdad. Nuestro sistema constitucional ha dado, y está dando respuestas adecuadas al secesionismo catalán, a la crisis económica y por supuesto a la delincuencia relacionada con el ejercicio de la política, y no podemos caer en el error de deslegitimar con nuestras críticas y desconsuelos a aquellos que sólo proponen un antimodelo. En España se ha hecho mucho por luchar contra la desigualdad, consiguiendo un grado de justicia social y solidaridad equiparable a nuestro entorno. Una mentira contada mil veces se acaba convirtiendo en verdad.