Enrique López

Un catalán que no renunció a ser español

Este periódico, y todos los que escribimos en él, estamos hoy de luto ante la gran pérdida de una de las personas más importantes del mundo cultural y audiovisual de España. José Manuel Lara, con su ejemplo, ha demostrado que, desde el ejercicio de la empresa dedicada a la promoción cultural y al fomento de la libertad de expresión y comunicación, se contribuye al fortalecimiento del sistema democrático. Su actividad empresarial es algo más que un mero ejercicio de una actividad económica. Siendo ya el heredero de un grupo de empresas dedicadas a la comunicación, supo conciliar la legítima aspiración de la obtención de riqueza con el desarrollo de valores y principios que ordenan una sociedad moderna. No sólo lo recordaremos como la persona que, recogiendo el testigo de su familia, construyó un gran grupo de comunicación, sino como un gran catalán que nunca renunció a ser español y que, además, estaba orgulloso de ambos títulos. En los últimos años le tocó vivir momentos muy difíciles en Cataluña. No se escondió. Al contrario. Desde la más profunda creencia de que ser catalán es compatible con ser español, defendió esta idea sin ningún tipo de rubor y vergüenza. Lara ha sido un ejemplo, no sólo de empresario sino de persona comprometida con el momento histórico y político que le tocó vivir. Nunca rehuyó decir aquello que pensaba en cada momento. Jamás se arrugó ante la presión política que le exigía tomar partido por una visión totalmente reduccionista de lo que es Cataluña. Como decía Cicerón, los grandes hombres se llevan lo más preciado con su muerte, que es la gloria, y José Manuel Lara se lleva con su muerte no sólo esto, sino el recuerdo y cariño, así como la consideración, de todos aquellos que tuvieron la suerte de tratarle. Descanse en paz.