Irene Villa

Una Santa

La Razón
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Ahora que mi personaje histórico preferido ha sido beatificado, claro que me disfrazaría de ella como propone el Obispado de Cádiz y Ceuta para celebrar el próximo Día de Todos los Santos. Lo llaman «Holywins», un juego de palabras que en inglés significa «la santidad vence». No se trata de vencer a Halloween, sino de crear una alternativa a la tradición americana de disfrazarse de zombis, fantasmas, esqueletos o monstruos para hacerlo de santos, santas, vírgenes o apóstoles que den el verdadero sentido de esperanza de resurrección: «Una fiesta del cielo en la que descubrimos que hemos sido creados para la amistad con Dios». Bonito recuerdo para admirar la comprometida, compasiva y bondadosa vida de la madre Teresa de Calcuta, entre otras. Esta pequeña tradición tiene ya 14 años de vida, ya que nació en París en 2002 y cada año acuden miles de niños y jóvenes todos los 31 de octubre. Con ella pretenden recuperar la tradicional celebración cristiana de todos los santos y los fieles difuntos. Nadie como mi querida Santa Teresa de Calcuta para guiarnos en el camino de la vida y darnos esperanza después de la muerte. Algunas de las reflexiones que la definen y que seguirán orientando y ayudando a millones de personas son dignas de repetir hasta que queden completamente interiorizadas para que todos podamos disfrutar de sus beneficios: ¿el obstáculo más grande? El miedo. ¿La cosa más fácil? Equivocarse. ¿La raíz de todos los males? El egoísmo. ¿La distracción más bella? El trabajo. ¿La peor derrota? El desaliento. ¿Los mejores profesores? Los niños. ¿La primera necesidad? Comunicarse. ¿Lo que hace más feliz? Ser útil a los demás. ¿El peor defecto? El mal humor. ¿El sentimiento más ruin? El rencor. ¿El regalo más bello? El perdón. ¿Lo más imprescindible? El hogar. ¿La sensación más grata? La paz interior. ¿El mejor remedio? El optimismo. ¿La mayor satisfacción? El deber cumplido. ¿La fuerza más potente del mundo? La fe. ¿Las personas más necesarias? Los padres. ¿La cosa más bella del mundo? ¡El amor!