
Sin Perdón
¿Conde-Pumpido puede atropellar la Constitución?
«Lo único que debe tener presente es que no goza de inviolabilidad. Hace un tiempo que ha entrado en un terreno pantanoso»
No solo puede, sino que lo hace. Es cierto que no debería hacerlo, pero ha decidido imponer su ley, como si estuviéramos en el Salvaje Oeste, y actúa con manifiesta arbitrariedad por unas razones que no alcanzo a entender. No soy el único. Esta opinión generalizada en el mundo jurídico explica su desprestigio. Al final, se ha quedado solo con el grupo de fieles magistradas que le siguen con una fe ciega. Lo único que debe tener presente es que no goza de inviolabilidad. Hace un tiempo que ha entrado en un terreno pantanoso. Nicolás González-Cuéllar, uno de los mejores juristas y gran procesalista, publicaba hace unos días un interesante artículo con el título «Conde-Pumpido y un aviso a navegantes: prevaricación». Es bueno recordar que el presidente del TC y su equipo se equivocan si creen que están por encima de la Constitución y las leyes. No pueden actuar desde la más absoluta impunidad. En este sentido, su obsesión por humillar al Supremo, porque no consiguió ser presidente de la Sala de lo Penal, le ha conducido al desprestigio profesional.
En poco más de un año dejará de ser presidente del TC. ¿Qué hará cuando todo el mundo le dé la espalda? La conclusión de su carrera será la ignominiosa sentencia que declarará constitucional la chapucera ley de amnistía. Es una decisión arbitraria que sirve para pagar la compra de la presidencia del Gobierno. Este punto debería ser suficiente para declararla inconstitucional, ya que es una ley sustentada en un fin ilegítimo que no responde a un mínimo criterio de servicio público e interés social. La doctrina mayoritaria establece su inconstitucionalidad, aunque el Gobierno asegura desde el primer minuto que Conde-Pumpido la declarará constitucional. Esta realidad, publicada numerosas veces y nunca desmentida, debería ser motivo de recusación, así como de bochorno del propio protagonista. Me sentiría profundamente avergonzado si mi credibilidad y prestigio hubieran sido moneda de cambio en una negociación política. Es un desprestigio mayor del que sufrió Manuel García-Pelayo con la sentencia de Rumasa. El aviso a navegantes es algo que Conde-Pumpido debería tener muy presente, porque dentro de unos meses solo será otro presidente emérito del TC y es muy duro que el mundo jurídico considere que vendió su toga para servir al sanchismo.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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