Letras líquidas

Constitución «actually»

El tradicional mensaje se convirtió esta Nochebuena no solo en una defensa de la Constitución por parte del Jefe del Estado (pleonasmo puro) sino en un ejercicio pedagógico desplegado en «prime time»

Superado el debate entre Feliz Navidad y Felices Fiestas, más que nada por la llegada del mucho más neutro Feliz 2024, parece que ha concluido una de las polémicas de la temporada. Como si, de manera inherente, algún motivo de tensión tuviera que acompañar a las estacionalidades que van marcando el ritmo de nuestra vida colectiva: no hay Navidad sin su controversia. Como tampoco la hay sin reencuentros, celebraciones, algún que otro empacho, la melodía matutina del Concierto de Año Nuevo, aglomeraciones, cabalgatas, roscones, luces e, inevitablemente, alguna sesión de «Qué bello es vivir» o «Love actually». Aunque más allá de la intervención de ángeles de la guarda, segundas oportunidades, el baile de Hugh Grant o los descubrimientos de Emma Thompson, la televisión en España reserva un espacio de honor para el discurso de Felipe VI.

Y el tradicional mensaje se convirtió esta Nochebuena no solo en una defensa de la Constitución por parte del Jefe del Estado (pleonasmo puro) sino en un ejercicio pedagógico desplegado en «prime time». Si hay un texto desconocido para los españoles, pese a lo citado por unos y denostado por otros, es el de la Carta Magna: asignatura pendiente en la educación y objeto de tópicas etiquetas. Una de ellas, esgrimida con frecuencia precisamente por quienes la rechazan, es la de su naturaleza «no militante», en el sentido de que acoge cualquier proyecto político y no se cierra a ninguno. Sin embargo, atendiendo a su letra y a su espíritu, emerge un carácter absolutamente militante que configura un sistema concreto (y no otro) y con unos principios innegociables: el Estado social y democrático de Derecho, la indisoluble unidad de España, la igualdad de todos los españoles, la especial protección a los derechos fundamentales o el respeto a la división de poderes. La versión constitucional más ajustada a la realidad. Quizá, para no olvidar su verdadera esencia, deberíamos instaurar un nuevo clásico navideño: Constitución «actually».