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Aunque moleste

Contubernio contra Trump y Milei

Llaman infrafinanciación a lo que no es más que exceso de gasto catalán

A Sánchez le ha venido de perlas este encuentro estival con la progresía latina para emprenderla contra Trump y Milei. La excusa perfecta para no tener que decir nada sobre el fraude del cupo catalán o la inabarcable corrupción de los cerdanes, que quieren tapar a cuento de Montoro. Visto que en Europa le quedan ya pocos aliados a nuestro presidente, nada mejor que hacer las Américas para vérselas con el ex terrorista Petro, el neocomunista Boric y el incombustible Lula, a quienes les une la antipatía por el americano y el odio al argentino, amén de estar contra Israel. Falta Maduro, lo cual es imperdonable. Con Maduro ya estaría la fiesta completa, pero se ve que quieren retrasar un poco más su incorporación a este renacido contubernio latino, en el que destaca también la ausencia de la mexicana Sheinbaum.

Lo de meterse con Trump es tener garantizado el aplauso de los propios. Todos tienen enormes problemas internos en sus países, pero la crítica al de la Casa Blanca les asegura unos minutos de gloria. Más ahora que Donald empieza a mostrar síntomas de desmemoria a lo Biden. Se ha olvidado de que fue él quien puso a Jerome Powell al frente de la Reserva Federal (FED), que tuvo relaciones con Jeffrey Epstein y que hasta hace nada era íntimo del DOGE Elon Musk. Es lo que les pasa a las estrellas, que pierden pronto la cabeza y no se acuerdan de lo que en otros tiempos hicieron o dijeron. Claro que en esto el campeón es nuestro Sánchez. No porque reniegue de sus antiguos colegas del Peugeot, sino porque está empezando a creerse su propia narrativa, muy a lo Trump. E incluso a lo Milei. El bonaerense llegó al poder propalando demonios contra el comunismo chino, con quien dijo iba a romper todo tipo de relación. Ahora Milei se ha vuelto más chino que Xi y más pro chino que Zapatero, aunque quizás menos que Sánchez.

El nuestro ha dado órdenes de que, en su nueva y reiterada ausencia, se entretenga al personal cambiándole el nombre al Congreso de los Diputados, para pasar a llamarse sólo Congreso. Ya saben. Llamarle de los Diputados, Diputadas y Diputades parecía demasiado, y mejor dejarlo en Congreso a secas, aunque pueda confundirse con un vulgar evento profesional. A fin de cuentas, es para lo poco en lo que hay acuerdo con los socios. En eso y en mirar para otro lado sobre la presunta corrupción cerdana. Porque en lo demás bajan las aguas revueltas, sobre todo con los privilegios del concierto catalán. Le llaman infrafinanciación a lo que no es más que un exceso de gasto.

La Generalidad no está deficientemente financiada. Es un problema de derroche. Lo explica muy bien Paco de la Torre en «La factura del cupo catalán». Hay allí un agujero negro que todo lo engulle. Los sueldos públicos más altos de España, la policía mejor pagada, la televisión autonómica más cara, el rosario de chiringuitos indepes que viven del presupuesto público, las embajadas que nadie tiene y son ilegales, el sueldo que le pagan a Puigdemont por vivir como un rey en Waterloo. Para eso quieren recaudar todos los impuestos y una Agencia Tributaria propia. Y Sánchez, de jacobeo por Montevideo.