Sin Perdón

La crisis valenciana y la corrupción socialista

«En ninguna circunstancia se puede permitir que el Fiscal asuma la instrucción penal»

Mazón no solo ha destruido su carrera política y profesional, sino que ha generado un grave problema al PP en el momento más inoportuno. Tendría que haber dimitido hace un año, ya que hubiera cortocircuitado la estrategia sanchista y puesto el foco, también, en los errores del Gobierno. En cambio, ha sido un año con un desgaste político cuyas consecuencias reales no conoceremos hasta que se celebren las elecciones. Lo que sabemos con certeza es que el PSOE, que tiene una pésima candidata con Diana Morant, no cejará en su campaña contra el gobierno valenciano y seguirá poniendo trabas en la recuperación. No creo que nadie piense que un cambio en la presidencia significará que la izquierda política y mediática abandone el brutal acoso que sufre por la única razón de estar gobernada por los populares. El candidato que sustituirá a Mazón necesitará del apoyo de Vox, que puede forzar un adelanto electoral. Cualquier cosa es posible con Abascal. Lo sucedido no puede ser más inoportuno, porque La Moncloa y su aparato mediático utilizan la crisis valenciana para compensar su declive.

Es una auténtica fiesta mayor para el NO-DO de RTVE y sus activistas, así como para los medios que son el soporte del sanchismo. La tesis es muy sencilla, porque volvemos a los tiempos de Rajoy: PP malo, PSOE bueno. Hay que respetar la presunción de inocencia, algo que los dirigentes socialistas no hacen nunca, pero las informaciones que se conocen sobre la corrupción sistémica en el PSOE y sus cloacas son demoledoras. Este lunes comenzó el juicio al Fiscal General que confirma, al margen de su resultado, que en ninguna circunstancia se puede permitir que el Ministerio Fiscal asuma la instrucción penal. La reforma de la LeCrim y del Estatuto Fiscal debería ser tan profunda y completa que no es posible ni con este Gobierno ni con el actual clima político. Los informes de la UCO que vamos conociendo muestran unas tramas clientelares muy inquietantes, así como indicios de prácticas deleznables. La dimisión de Mazón coincide con el día en que el juez Puente da el primer paso para enviar al banquillo a Ábalos, Koldo y Aldama acusados de pertenencia a organización criminal, tráfico de influencias y malversación de caudales públicos. Por supuesto, Sánchez nunca sabe nada.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)