V de viernes
Decrecimiento y sostenibilidad
El movimiento decrecentista cree incompatible en sí mismo el desarrollo sustentable y critica a los gobiernos por maquillar sus políticas con la máscara del “greenwashing”
Ha escrito Antonio Turiel, científico del CSIC y una de las voces más autorizadas del ecologismo español, que “cuando dentro de 20 años la montaña leonesa esté llena de aerogeneradores que no funcionan, la gente dirá que se les ha estafado con el cambio climático, utilizado como excusa para promocionar auténticas bobadas”. Si el autor de esta frase no fuese quien es, se diría que se trata de un negacionista de la derecha castellana. Pero no lo es en absoluto. Ecologista veterano, Turiel apenas describe una realidad, anunciada también por otros: uno) los nuevos aerogeneradores se están rompiendo entre 5 y 7 años cuando deberían durar 20; dos) la basura renovable es muy relevante: las palas de los molinos se entierran porque no se pueden reciclar y la montaña de desperdicios derivados de los paneles solares llegara a 200 millones de toneladas en dos de décadas, suponiendo un desastre medioambiental sin precedentes; tres) la tan elogiada transición energética está propiciando pelotazos económicos enormes y escándalos como el que ha desembocado en la convocatoria anticipada de elecciones tras la dimisión del primer ministro de Portugal; cuatro) no es fácil pasar de la sociedad de los combustibles fósiles a la de la electricidad verde, pues ésta última no es suficiente para abastecer a un sistema económico creado para crecer sin parar: en España apenas supone el 23 por ciento de la energía que consumimos; y cinco) la solución a la crisis energética no está en creer que hay “tecnologías mágicas”, disparando alocadamente la construcción de renovables sino en aprender a vivir consumiendo menos energía.
Consumir menos para vivir mejor o “vivir mejor con menos” es la máxima del movimiento decrecentista que aboga abiertamente por decrecer en lugar de por seguir por la actual senda de exceso consumista. Más crecimiento es igual a mayor consumo e igual a más explotación de los recursos, más deuda y más basura no reciclable de todo tipo. Propugnada por vez primera por el bioeconomista Georgescu-Rogene, la teoría del decrecimiento ha sido desarrollada por el francés Serge Letouche, que se autoproclama líder de un movimiento detractor del actual modelo económico e incluso cuestiona el concepto de “desarrollo sostenible”, al defender que desarrollo y sostenibilidad son conceptos incompatibles. O es desarrollo o es sostenible, pero ambos no. Los decrecionistas entienden que el desarrollo sostenible ha pasado a convertirse en un argumento de los gobiernos y las multinacionales para hacer “greenwashing”, una máscara para aparentar respeto con el entorno medioambiental que es impostado e insuficiente. En el fondo se trata de una vuelta de tuerca más a la tesis del Club de Roma sobre “Los límites del crecimiento”. ¿Colapsará el mundo cuando el sur global crezca a los niveles del Norte global?. En el siglo XVIII Malthus predijo ese colapso que no se ha producido porque el hombre ha encontrado soluciones para los nuevos problemas. Soluciones que en no pocas ocasiones pasaron por la guerra.
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