Opinión

En defensa del Estado de Derecho y de preservar la "identidad" de la Constitución

Análisis y claves del discurso de Nochebuena de S.M el Rey Felipe VI

Alex Cortés

Como cada 24 de diciembre, Su Majestad el Rey Felipe VI se dirigió a la sociedad española para hacer balance del año. Este es su décimo discurso navideño que pronuncia. Cada intervención que realiza el Rey en nochebuena tiene relevancia, pero este año ha adquirido especial importancia por varios motivos, en especial por todos los hechos políticos relativos al 45 aniversario de la Constitución, la Ley de Amnistía y al juramento de la Constitución en el 18 aniversario de la princesa de Asturias ante las Cortes generales, como heredera de la Corona de España.

El Rey ha ofrecido el discurso en la sala de audiencias del Palacio de la Zarzuela, volviendo al escenario habitual de los discursos de nochebuena. Había una fotografía del juramento de la Constitución de la princesa de Asturias ante las Cortes Generales del pasado 31 de octubre y también se ha podido observar un misterio con el nacimiento del Niño Jesús, la Virgen María y San José, de la colección privada de la familia real. A la izquierda del Rey también se han podido ver dos libros, El Museo del Prado y Obras Maestras. Colecciones Reales, además de un árbol de Navidad.

El discurso del Rey se ha centrado en abordar los temas de la actualidad política y social española. En un momento político pasado por la crispación y por los desacuerdos, el Rey Felipe VI se ha referido en especial a la Constitución: "es a la Constitución y a España a lo que me quiero referir". Ha puesto especial hincapié en la defensa de la Constitución como marco de convivencia, añadiendo este año como novedad a "preservar su identidad". Este discurso se produce en un momento político muy complejo, donde el PSOE ha puesto en marcha la tramitación parlamentaria de la Ley de Amnistía, en la que se pretende ‘’indultar’’ delitos relacionados con los hechos producidos por el "Procés" (supuestos delitos producidos desde el 2014 hasta 2017) y relacionados con la consulta ilegal del 1 de octubre.

El Rey ha dicho que "es evidente que para que la Constitución desarrolle plenamente su cometido no solo se requiere que la respetemos, sino también que conservemos su identidad, lo que la define, lo que significa; su razón de ser como pacto colectivo de todos y entre todos para un propósito compartido". Por lo tanto, ya no solo a cumplirla, sino a preservar sus principios, que pasan por la defensa de la unidad de España y el respeto al Estado de derecho. Felipe VI se ha referido a este último punto explícitamente a la importancia de "respetar" la separación de poderes y a que los poderes del Estado no se no se extralimiten: "Cada institución, comenzando por el Rey, debe situarse en el lugar que constitucionalmente le corresponde, ejercer las funciones que le estén atribuidas y cumplir con las obligaciones y deberes que la Constitución le señala", haciendo una mención velada a las acusaciones por parte de varios partidos políticos al caso "Lawfare’’ que intenta minar la credibilidad de las funciones que desarrolla con independencia el poder judicial.

Felipe VI sin embargo, no se ha referido expresamente a la Ley de amnistía, aunque sí que de forma velada ha animado a preservar ‘’la identidad’’de la Constitución y que es contraria a la misma. El motivo de por qué no ha hecho ninguna mención explícita no ha sido otro que el sentido escrupuloso de su papel constitucional, y en cualquier caso, deberá sancionarla y promulgarla tal y como prevé la Constitución en su artículo 62.1 en caso de que sea aprobada por las Cortes, tal y como se ha comprometido Pedro Sánchez, en su pacto de investidura con ERC y Junts. Es el papel que le otorga la carta magna y es su obligación cumplirla, desmintiendo así los mensajes que han transmitido algunos dirigentes de algunos sectores sociales y algunos dirigentes políticos diciendo que el Rey podía negarse a firmar la Ley de Amnistía. "Debemos respetar también a las demás instituciones en el ejercicio de sus propias competencias y contribuir mutuamente a su fortalecimiento y a su prestigio".

Se ha referido también al momento de tensión política y social que vivimos en España desde hace ya años y en especial, acrecentado tras las últimas elecciones: "Evitar que nunca el germen de la discordia se instale entre nosotros es un deber moral que tenemos todos. Porque no nos lo podemos permitir". Ha recordado que la Constitución convirtió España en una "democracia plena" y un "Estado social y democrático de derecho", que aporta seguridad y estabilidad a sus ciudadanos. También ha advertido del riesgo de incumplir la Ley: "Fuera del respeto a la Constitución, no hay democracia ni convivencia posibles; no hay libertades, sino imposición; no hay ley, sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad".

El jefe del Estado también ha advertido de la imagen de España en el exterior, refiriéndose a figura del verificador internacional en las reuniones entre el PSOE y Junts que se están realizando en Ginebra: "Debemos velar siempre por el buen nombre, la dignidad y el respeto". También ha hecho mención a la importancia de seguir implementando políticas sociales para todos los españoles y al legado a las nuevas generaciones: "deberíamos tomar mayor conciencia del gran país que tenemos, para así sentirlo más y cuidarlo entre todos. Así podremos cumplir mejor con la obligación de la que hablé hace unas semanas en las Cortes: la de garantizar a las jóvenes generaciones el legado de una España unida, cohesionada, con voluntad de entendimiento, y sólida en sus convicciones democráticas, cívicas y morales’’.