El buen salvaje

El día que al autotune de Sánchez le dio un amarillo

Para ser lesbiana y para tener el Gobierno un Ministerio de Igualdad eligió una canción heteropatriarcal: «Gente que solo desea su pan, su hembra y la fiesta en paz»

El autotune es una base musical que, entre otras cosas, corrige la afinación del que canta. No está bien ni mal. Al autotune recurre gente con talento pero con poca voz como C. Tangana y gente sin talento ni voz, he ahí a Patricia Amarillo. De esta mujer se ha dicho que hace «música para lesbianas», y no es verdad. Creo que si me operara y me hiciese lesbiana (lo que preguntan a una trans Carmen Maura en «La ley del deseo», ¿Tina, es verdad que te has hecho lesbiana?) no me gustarían las canciones de la Amarillo. Y si fuera lesbiana, les aseguro que sería la más lesbiana de España: Emilia Pérez (esto es otro artículo). O sea, que queda claro que no me gusta lo que canta Patricia Amarillo, pero sí lo que habla, tan amante de lo hortera y tan perro flauta, y, por tanto, una chica de la que podría aprender qué piensa la gente que no aspira a tener unas gafas de Tom Ford como las mías y que adora a los intelectuales de vómito. Fascinante.

Amarillo abrió los fastos de Pedro Sánchez en el Reina Sofía sobre los 50 años de libertad; sin Franco, vaya, con una versión de «Libertad sin ira» con autotune (les recuerdo, un software que corrige la afinación). La comisión conmemorativa no solo ha empezado a celebrar once meses antes la muerte de Franco sino que ha elegido una pieza del año 76, cuando los gusanos ya atacaban el cadáver de un señor que se murió sufriendo en su cama. Para ser lesbiana y para tener el Gobierno un Ministerio de Igualdad eligió una canción heteropatriarcal: «Gente que solo desea su pan, su hembra y la fiesta en paz». El pueblo quería una hembra. Y ya podían abrir, las hembras, en contra de lo que se dice, una cuenta en el banco. Sí, es lo que se pensaba entonces de las mujeres, pero también se exhibían con gran éxito las películas de Pajares y Esteso y no os parecían tan mal, malandrines.

Amarillo, te equivocaste, tía, la canción no era para ti. Tu apellido nos hizo reír porque darte un amarillo es un viajazo de maría, os pasasteis de caladas, que es lo que fue el acto inaugural de la libertad de los cojones. O lo que digáis las lesbianas. En aquella época eran mujeres «Vilitis» que ponían palotes a los tíos. Un amarillazo que te cagas. Y nos hizo ver que los 50 años de Franco es un autotune que Sánchez dejó en manos de Carmine Gustrán y esta a su vez en la de Amarillo, que es el autotune total. Todo es falso, por lo que se ve. Leo a compañeros que no van a escribir o hablar de Franco este año. ¿En serio? Lo de Franco es Eugenio con el cubata. Es como si te invitan a «El mago de Oz» y no pasas a la parte en color. Espero que me dé algunos amarillos. Y poder contarlo.