Sin Perdón

La dimisión de Sturgeon

«Nunca ha existido esa Cataluña imaginaria que defienden los independentistas»

La ministra principal escocesa y líder del SNP, Nicola Sturgeon, ha presentado su dimisión, aunque permanecerá en su puesto hasta que su partido elija al sucesor. En España sería un comportamiento excéntrico. Estoy convencido de que habrá causado sorpresa en el gobierno de coalición. Aquí nadie dimite. La dirigente independentista había cosechado varios fracasos importantes y el apoyo al secesionismo ha bajado en las últimas encuestas. Es cierto que sigue siendo alto, pero ha disminuido del 53% al 47%. Sturgeon fue elegida en 2014 para liderar el SNP y se convirtió en una política muy respetada, pero su popularidad había caído en picado en los últimos meses. El caso escocés, con numerosos enfrentamientos con su vecino inglés a lo largo de su historia, es un ejemplo de cómo se tiene que tratar el problema independentista una vez superado el error, que estuvo a punto de ser fatal, por culpa del referéndum. La mejor forma de actuar frente al independentismo es la indiferencia, hacer inversiones y esperar a que se enfrenten entre ellos, pero siempre mostrando una firme defensa del ordenamiento constitucional.

La frivolidad de Cameron estuvo a punto de lograr la ruptura del Reino Unido. Es cierto que salió muy debilitado y fue un grave error estratégico, porque estuvo a punto de perder el referéndum. España tiene un problema con el independentismo catalán y no está resuelto. El optimismo gubernamental es un error, porque no han hecho más que ganar tiempo mientras ERC espera una nueva oportunidad. El Reino Unido tiene también un problema con Escocia, pero cediendo no conseguirá garantizar la continuidad de una unión que empezó siendo dinástica tras la muerte de Isabel I Tudor y la llegada de la dinastía Estuardo, para convertirse en definitiva con la firma en 1707 del Tratado de la Unión que dio lugar al nacimiento de Gran Bretaña. Es cierto que una parte importante de la población ha seguido reivindicando su identidad, sus raíces célticas y el uso de su propio idioma. Una relación tumultuosa y compleja, pero que ha sido fructífera para ambas naciones. Nada que ver con la realidad española, porque nunca ha existido esa Cataluña imaginaria que defienden los independentistas. Hay que continuar con las inversiones y la defensa del ordenamiento constitucional, algo que no hace el gobierno.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)