Parresía
¿Dimitir yo?
¿Qué pensará de todo esto la hoy eurodiputada Irene Montero? ¿Qué les diría a esas chicas que denuncian a Monedero?
Menuda semanita judicial, amigos. Hemos conocido por fin el testimonio de Jéssica Rodríguez ante el juez del Tribunal Supremo y, efectivamente, la ex de Ábalos ha impactado con su testimonio declarando, entre otras cosas, que cobró de dos empresas públicas para las que no trabajó en ningún momento. Se le acumulan los problemas a José Luis Ábalos, hombre clave en el caso Koldo que era, en el momento que ahora se investiga, ministro de Transportes, mano derecha de Pedro Sánchez y el auténtico pilar del aparato socialista.
Caso Koldo y caso filtraciones de los datos del novio de Ayuso, porque recordemos que España es el país de los que no dimiten. Véase el caso ya escandaloso de Álvaro García Ortiz, nada menos que Fiscal General del Estado. Véase también lo mucho que insiste Carlos Mazón en revolverse, asediado más que nunca esta última semana, tras su enésima versión contradictoria de su llegada al CECOPI la noche fatídica de la dana.
¿Cuánto tiempo más aguantará Mazón al frente de la presidencia de la Generalitat valenciana?
¿Y qué decir del caso Monedero? De cara a la galería, él y otros de su entorno han ido y siguen yendo de progres y feministas, pero nada que ver con la realidad, según enfatizan esta semana, en varias entrevistas, la ex eurodiputada de Podemos Lola Sánchez Caldentey, o Carolina Bescansa. La mecha se encendió hace un tiempo, con Íñigo Errejón, y la implosión definitiva, a la izquierda de nuestra izquierda, la encarna ahora Juan Carlos Monedero.
Se abrió la caja de Pandora y los testimonios que afloran sobre el comportamiento de Monedero, Pablo Iglesias y compañía muestran de qué pasta rancia estaba hecha verdaderamente aquella cúpula masculina y morada que, menudo timo, nos vendió el «hermana, yo sí te creo» pero luego, con sus colegas femeninas, olvidaban las ideas y las formas. Es verdad que, hagan lo que hagan todos ellos a partir de ahora, la penitencia ya la están probando, están muertos socialmente. Y menuda papeleta la de ellas, sus colegas militantes a lo largo de los años, ésas que tan bien les conocen y han callado hasta hoy.
¿Qué pensará de todo esto la hoy eurodiputada Irene Montero? ¿Qué les diría a esas chicas que denuncian a Monedero? ¿Cómo se sentirá al ver su ley estrella provocando tantas injusticias? Una norma que nació durante su ministerio de Igualdad, como respuesta a la violación múltiple de La Manada, está rebajando las condenas precisamente a los propios violadores de aquella chica. El mundo al revés, compañera Montero.