Opinión

Y Dios creó a Irene Montero

"Ay. Montero, la inventora del consentimiento, toca hablar de cómo vais a seguir justificando el disparatado gasto público en chiringuitos de activistas tarados y amiguetes de Podemos y el PSOE"

La secta queer (se utilizan mutuamente) lo vende así, como un milagro. Como el nacimiento de un ser tocado por la gracia que ha bajado a socorrernos a los disfuncionales españoles. Sin embargo, pocos y, sobre todo, pocas dudan de que el mal llamado Ministerio de Igualdad ejemplifica perfectamente a esa condición de políticos, radicales y autoritarios, que instrumentalizan causas efectistas desde un buenismo sin fondo. En este caso, el feminismo. Vigente y solvente porque continuamos arrastrando automatismos discriminatorios (si alguien no los ve, me temo que va rezagado en la materia) y comportamientos sociales que dejan a la mujer en una posición de sutil desventaja (a veces flagrante). Bien.

Pobre feminismo, que ha llegado a gatas al fenómeno (que detesto) del 8M (también detesto los Premios a las mujeres…). El Día de la Mujer Trabajadora, esa mezcla de "Luz de Gas" por su perversidad y "San Valentín" por su inocencia.

Pero, en efecto, Irene, toca hablar.

Toca hablar de la incansable monserga adanista para engañar a las tontas y multiplicar los chiringuitos. Toca hablar del arrinconamiento de la ciencia (como en la Edad Media) y de las mayorías, en defensa (una defensa interesada y obscena) de las minorías, y toca hablar, sí, de su falta de rigor, que tampoco ayuda a los transexuales porque la ley trans los iguala con cualquiera que "se sienta" de otro sexo. Ay, los sentimientos. El rigor. Hablemos.

Toca hablar, por ejemplo, de cómo vais a luchar por los derechos de las mujeres si no podéis definir lo que es una mujer. Lo del sexo con la regla o los orgasmos de las abuelitas también (yo aprendí a brindar brindando por el sexo). Pero toca hablar, Irene, de la autodeterminación de género.

Ay. Montero, la inventora del consentimiento, toca hablar de cómo vais a seguir justificando el disparatado gasto público en chiringuitos de activistas tarados y amiguetes de Podemos y el PSOE. Toca hablar de la grosera manipulación de hacer creer a las señoras españolas que son víctimas de los hombres.

Y toca hablar de cómo las jóvenes ya no se compran vuestra vespino rosa, y acuden a los actos morados a increparos: «Ser mujer no es un sentimiento», «el feminismo es abolicionista», «velo impuesto, bandera patriarcal» «fuera nabos de nuestros lavabos», «mi opresión no es tu identidad», «Soltar a violadores no es igualdad». Porque toca hablar, claro que sí.

Jajajajajaja (no me río yo, ser ríen, se descojonan los violadores) porque toca hablar de las rebajas de las penas que pronto llegarán a mil sin que tengas los ovarios, ni la cintura política, ni la humanidad, ni el sentido del humor, qué menos, de dar la cara.

Nosotros, los ciudadanos, sólo esperamos que nuestros gestores estén lo suficientemente preparados y bien asesorados para que no ocurran cosas como las que hoy toca hablar.

Que te toca también hacerlo de arrogancia. Y, cómo no, de estupidez. Porque todos los males del orbe, la auténtica devastación para la humanidad es y ha sido a lo largo de la historia producto de iniciativas estúpidas. ¿Hay algo más peligroso que un imbécil con autoridad?

Y mira, toca hablar, por mí y por todas mis compañeras, de vuestro puritanismo coñazo*, sin perspectiva ni tiempo para juzgar la historia. Y de vuestros mohines histriónicos… Y toca hablar de tu egolatría superlativa de hija única.

Tras este 8M dividido, hermanitas, toca hablar de la eliminación del sexo y el borrado de la capacidad jurídica de la mujer. (Por supuesto, los trans tienen derecho al reconocimiento, faltaría más). Pero toca hablar del derrumbamiento de todas las conquistas de las mujeres.

Hablemos jubilosas, y celebremos como la marsopa sin aletas del río Yangtsé o el tigre Siberiano que también tienen su día. ¡Demos palmas! como el orangután, como todas las especies en peligro, lastimeras, vulnerables, secundarias y en estado de permanente necesidad.... ¡Un 8M más Montero! ¡Y por suerte uno menos!