A pesar del...

La economía de la lotería de Jerry y Marge

La primera lección económica es que, al revés de lo que sugiere el título, no hay fórmulas ganadoras para la lotería

Me apuntó con acierto Alicia Heras, amiga y compañera de «Más de Uno» en Onda Cero, que había aspectos económicos interesantes en La fórmula ganadora de Jerry y Marge, película de 2022, dirigida por David Frankel y protagonizada por Bryan Cranston y Annette Bening.

Basada en una historia real, vemos a Jerry Selbee, un matemático recién jubilado que vive en el pueblo de Evart, Míchigan. Jerry es un enemigo del juego, y un inversor conservador que rehúye de la renta variable, ante la desesperación de su amigo y agente, que le insiste en que podría ganar un 10 % en la Bolsa, en vez del 2 % que obtiene de inversiones poco atractivas. Jerry se niega: para él comprar acciones es otro juego: «si puedes perder, es como una apuesta».

Pero al mismo tiempo no le gusta estar jubilado, y preferiría encontrar algo entretenido en que pasar el tiempo, en vez de pescar en una pequeña lancha que le han regalado con motivo de su retiro. Entonces escucha una conversación que pone en marcha su mente matemática y estadística, y le lleva a descubrir un fallo en la lotería WinFall, del que se puede aprovechar si se compran muchos billetes. Lo hace, gana, le revela el secreto a su mujer, Marge, y van extendiendo la idea a los amigos de Evart, con quienes montan una sociedad, y les va muy bien durante varios años. No desvelaré la trama, porque me ocuparé aquí de las lecciones económicas cuya existencia sospechó atinadamente Alicia Heras en una película que, en realidad, se deja ver, y poco más.

La primera lección económica es que, al revés de lo que sugiere el título, no hay fórmulas ganadoras para la lotería: aquí la clave es que esa lotería no funciona bien. En caso contrario, es completamente absurdo hacer lo que hacen Jerry y Marge y sus amigos, a saber, apostar mucho dinero –aunque Jerry replica que no está apostando: «son matemáticas»–.

La segunda lección es que siempre vale la sensatez: Jerry sabe que la cosa no puede durar, e invierte sus ganancias con prudencia. No sabemos si se lanza a comprar acciones en Bolsa. Probablemente no, con lo cual seguirá obteniendo una rentabilidad modesta, pero sobre un capital acrecentado por su talento y su golpe de suerte.