Unidos Podemos

El sentido de Estado da réditos

La Razón
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La recuperación de la expectativa de voto del PSOE, por muy tímida que sea, es la novedad más destacable del último sondeo publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), correspondiente al pasado mes de enero. Segun la encuesta, de celebrarse hoy las elecciones generales, el Partido Socialista sería el único de los cuatro grandes que incrementaría la intención de voto, con una subida del 1,8 por ciento, con respecto al sondeo de octubre de 2016, cuando obtuvo un 17 por ciento. Aunque aún está lejos de su resultado en las elecciones de junio –que fue del 22,6 por ciento–, se trata de una clara ruptura de su tendencia a la baja, cuanto más significativa porque se produce bajo la dirección de una gestora provisional y sin que se haya despejado la duda de quién será el próximo secretario general socialista y el candidato a la Presidencia del Gobierno. El mérito debe atribuirse al actual presidente de la Gestora, Javier Fernández, que ha centrado el partido y le ha devuelto su sentido de Estado. El hecho de que Javier Fernández se haya convertido en uno de los políticos más valorados por la opinión pública no hace más que refrendar lo que apuntamos. Sin duda, le convendría al PSOE seguir en la misma línea de acción, anteponiendo los intereses generales de los ciudadanos por encima de los del partido, lo que ha favorecido el desbloqueo político de España. Así, parecen haberse equivocado quienes, desde posiciones radicalizadas dentro del propio PSOE, auguraban un rechazo mayoritario de los votantes socialistas si se facilitaba un Gobierno de Mariano Rajoy. Al contrario, con la postura del «no es no» mantenida por el ex secretario general Pedro Sánchez, el Partido Socialista había bajado en octubre de 2016 hasta las peores expectativas de voto registradas en una encuesta del CIS. De ahí que un posible retorno de Sánchez a la dirección socialista deba tomarse con la natural alarma. La vía a seguir es, precisamente la contraria, la que asume la voluntad de los españoles expresada en las urnas, que es la de la búsqueda de acuerdos entre las principales fuerzas parlamentarias, al menos en asuntos trascendentes, como son la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Si, como parece demostrarse, la contribución a la estabilidad política rinde beneficios, lo lógico sería que el nuevo secretario general socialista representara la vuelta a la moderna socialdemocracia europea que hizo del PSOE el partido hegemónico de la izquierda española desde la Transición. Es un papel que, a nuestro juicio, puede desempeñar perfectamente la actual presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, a la que cabe reprocharle la tardanza en despejar la incógnita de su candidatura. Respecto al resto de los partidos en liza, la encuesta del CIS refleja un ligero descenso en la intención de voto al Partido Popular, que pasa del 34,5 por ciento obtenido en el sondeo de octubre de 2016 al 33 por ciento actual. Es, de todas formas, el mismo porcentaje de voto que tuvo en las últimas elecciones generales, lo que demuestra que las dificultades de gestión a las que se enfrenta cualquier Gobierno no han mellado su sólida base de apoyo. Asimismo, aunque con ligeras caídas, se mantienen Podemos (21,7 por ciento de intención de voto) y Ciudadanos (12,4 por ciento), lo que viene a indicar que las oscilaciones de los principales partidos ya no se traducen automáticamente en trasvase de sufragios hacia las nuevas formaciones. Se repite, pues, el fragmentado escenario político que nos dejó la crisis, que no parece que fuera a variar mucho si se adelantaran las elecciones. De ahí, la conveniencia de un acuerdo presupuestario que garantice estabilidad y crecimiento.