España

Nos jugamos tres millones de empleos

La Razón
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España tiene una prioridad: preservar las políticas económicas que han creado empleo. Frente al ruido político de formaciones radicales, a la inestabilidad que representan, no caben experimentos. Nos jugamos tres millones de nuevos empleos hasta 2019, como ayer anunció Rajoy. El presidente, que había avanzado hace escasos días «una gran alegría con el empleo», no mintió. El número de parados se redujo en el pasado mes de mayo en 117.985, la mayor caída en este mes de toda la serie histórica. En términos desestacionalizados, baja en 34.817 personas, también el mejor dato en mayo de la serie. Por otro lado, los afiliados a la Seguridad Social aumentan en 213.014 personas, el mayor incremento en mayo desde 2005, cuando se produjo la regularización extraordinaria de inmigrantes. Así las cosas, el número de trabajadores se sitúa en 17.221.310, y se aproxima a los veinte millones augurados por Rajoy en 2019. El Gobierno del Partido Popular ha logrado revertir la situación que se encontró y, tras un primer año de legislatura durísimo, en el que hubo que hacer importantes reformas, hoy pueden verse las consecuencias positivas de sus medidas. Todo un contraste frente a los datos de paro del último Gobierno socialista, cuando el desempleo crecía de forma continuada y permanente. Especialmente positivos son los datos obtenidos en relación al paro juvenil, del que han salido 39.000 ciudadanos y el incremento de dos puntos en el porcentaje de contratos indefinidos, que desde 2007 han pasado del 74% al 76% del total. Autónomos, primer empleo, etcétera, un rosario de éxitos en la gestión de la lucha contra el paro que tienen responsable. Son también la constatación de que los buenos datos macroeconómicos, antes o después, alcanzan a la vida de las personas. Son ciudadanos que han encontrado una oportunidad. Una recuperación del empleo que, está claro, ya es estructural. No en vano hay que recordar que, como ha apuntado en sus previsiones la Comisión Europea, España liderará el crecimiento económico en la UE durante los próximos años y será el país que más puestos de trabajo cree en la eurozona. Un éxito que tiene su piedra angular en las políticas del Partido Popular pero que, a tenor de los recientes resultados electorales, puede estar en peligro. La confianza de los inversores y de los organismos internacionales, tan difícil de ganarse, puede irse al traste ante la toma del poder por grupos radicales de izquierda. Es necesario perseverar en las políticas laborales de éxito y dejar de lado frentismos desfasados. La nueva economía, la que rige el mundo actual, no se guía por clichés que parecen sacados de la Guerra Fría. España, con esos experimentos radicales, se juega un retroceso que nadie se puede permitir.