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Campaña electoral

Un voto útil para la estabilidad

La Razón La Razón

Apesar de la interminable campaña electoral, iniciada el pasado mes de diciembre, del frustrado proceso de investidura y de la esperpéntica legislatura, que sólo sirvió para comprobar la capacidad histriónica de algunos dirigentes políticos de llegar a lo más alto del poder, muchos electores siguen dudando de a quién votar. Hay razones para que el electorado fluctúe porque ahora son cuatro fuerzas las que se disputan zonas ideológicas comunes que, desde la derecha hasta la izquierda más radical, están conectadas. Según la última encuesta del CIS, el Partido Popular sería la fuerza más votada y la que dispondría de la mayoría de escaños, aunque éstos serían insuficientes para formar Gobierno, incluso para tener una posición holgada que permita emprender importantes reformas en caso de recibir el apoyo de Ciudadanos. La cifra de encuestados que no han decidido a quién votarán hay que tenerla en cuenta en cualquier estrategia de ampliar el campo de influencia de los partidos: el 32,4%. Sin embargo, según un estudio de NC Report que publicamos hoy, el electorado tiende a exagerar sus intenciones de acudir a las urnas, por lo que es excesivo vaticinar que la abstención disminuiría en 9 puntos respecto al 20-D, lo que supondría una participación del 80,8%. Un optimismo que contrasta con estudios que prevén que, como en toda repetición electoral, la concurrencia a las urnas caerá entre 3 y 5 puntos. Los que tienen que decidir su voto oscilan entre los que finalmente se abstendrán y los que acabarán acudiendo a las urnas, que puede alcanzar el 18,2% de total de electorado y supone la nada despreciable cifra de 6.304.572 posibles votantes. Para un partido como el PP, que aspira a volver a gobernar y que tiene un plan concreto de medidas para aplicar, entre ese grueso de electores están aquellos a los que todavía puede seducir. En este sentido, la campaña electoral que acaba de dar comienzo puede ser determinante. Lo realmente relevante es que 592.630 ciudadanos dudan entre dar su apoyo al PP o al PSOE y 630.457, entre PP y Ciudadanos. En definitiva, los populares tienen a su alcance convencer a 1.223.087 de electores para que les voten. Es un reto político que está dentro de lo exigible a un partido de tan larga experiencia de gobierno. En el supuesto de que el PP recibiera la confianza de estos votantes, superaría los 8 millones, el 3,5% de los votos y llegaría a los 140 escaños (actualmente tiene 123), lo que le permitiría aspirar a formar Gobierno con el apoyo del partido de Albert Rivera y evitar un Ejecutivo débil que en nada ayudaría a la estabilidad del país. De todos los partidos que concurren a estas elecciones, el PP es el que con más claridad ha planteado su mensaje y es más fiel a su programa. Los populares están situados en estos momentos como la fuerza que mejor define la centralidad y la estabilidad política y la que puede contener los experimentos de gobiernos radicales. Por lo tanto, es necesario que el PP haga un llamamiento al voto útil para mantener una opción de gobierno fiable. No hay un solo motivo que explique por qué hay un votante socialista o de Ciudadanos que duda en dar su apoyo a Mariano Rajoy, pero esa indefinición está basada en un hecho real: ni Pedro Sánchez ni Albert Rivera les asegura un proyecto de país para frenar la irrupción de un populismo que, por definición, presenta un programa de gobierno fuera de la realidad. Después de meses de inestabilidad política, España necesita un buen Gobierno.