Están empalomaos y no lo pueden disimular. El grupito de macarras mundiales que capitanea Trump está absolutamente engorilao. Como diría Luis Aragonés «no les cabe ni el pelo de una gamba». Desde que se supo que el magnate republicano volvía a repetir como presidente de los Estados Unidos, su cohorte conservadora, su club de fans chirriante, su caterva fiel, ha comenzado a sacar la patita y a imitar a su líder, que está dispuesto a regular desde el agua que sale por la ducha de los americanos (todo por su pelo, no es broma) hasta la expulsión de miles, cientos de miles de personas que malviven desde hace años en su territorio. A rebufo, mientras se dan codazos de la satisfacción, ese grupito de macarras envalentonaos está tratando de calcar comportamientos.

De entre todos ellos, se lleva la medalla de oro Javier Milei, que acudió el otro día a Davos maquillado pero mal. Tenía tantas cosas importantes que decir que optó por un fond de teint raro, blanquecino, draculino, a juego con sus anuncios. Después de avanzar en su perfil de X que va a ir «contra todos los zurdos hijos de puta» y que los va a perseguir, en la ciudad suiza afirmó que los gais que adoptan son pedófilos y que su relación con los niños es abusadora. «La ideología de género constituye abuso infantil», añadió. Y fue más allá. Se mostró en contra de que las condenas por feminicidio sean más altas que las que se dictan por asesinar a hombres y culpó a las mujeres de aprovecharse de las políticas igualitarias porque olvidan que hay más machos en las prisiones, trabajando de plomeros o víctimas de las guerras.

El resultado de esa concepción del mundo tiene ya su reflejo en Argentina. Desfinanciaron las ayudas a mujeres maltratadas, cerraron el ministerio y no hay subvenciones a las familias de las víctimas de violencia machista. Hace unas horas, su ministro de Justicia ha anunciado que se va a eliminar la figura del feminicidio del Código Penal y que matar mujeres será homicidio simple, con pena de ocho años de cárcel.

Se nos está quedando un mundo libertario cojonudo, amigas.