Historias del mundo

Enterrado 128 años después

«La momia más antigua de EE UU recibirá por fin sepultura (y nombre)»

El 1 de octubre de 1895, un hombre fue detenido en Reading, Pensilvania, por su estado de embriaguez. Liberado el 5 de octubre, a los dos días volvió a la cárcel por robo. Nunca dio su verdadero nombre a las autoridades tal y como se jactaba entre los otros presos. Murió el 19 de noviembre por una insuficiencia renal tras años de abuso de alcohol. Los documentos carcelarios registraron la muerte de «James Penn» de 37 años. Buscaron a todos los Penn de la ciudad para que se encargaran del entierro, sin suerte. Trasladaron el cadáver a la funeraria de Theo C. Auman. Entonces, se usaba hielo para preservar los cuerpos. Como no encontraban a ningún pariente, Auman pidió permiso para embalsamar el cadáver de Penn. Siguió las técnicas de un médico alemán. Pero algo fue mal (era pionero y rudimentario) y finalmente el cuerpo de Penn quedó momificado.

«Nunca se identificó a ningún familiar», me cuenta Kyle Blankenbiller, director de la funeraria 128 años después. Allí ha estado desde entonces el cadáver, con su pelo rojizo y dientes intactos, del preso más famoso de Reading. Y hoy han organizado un cortejo fúnebre con escolta policial para darle sepultura. Además, tras años de investigación prometen revelar su verdadera identidad y así quedará reflejado en su lápida. «Nosotros, en la funeraria, le extrañaremos mucho, pero sentimos que lo honorable y respetuoso es dejarlo descansar finalmente».

Lo cierto es que Penn es la momia más antigua de Estados Unidos y ha estado expuesta en este tanatorio desde entonces. «Fue embalsamado con una mezcla de productos químicos que provocaron la momificación», asegura Blankenbiller, mientras culmina los detalles de la gran despedida de hoy.

En el pueblo se le conoce como «Stoneman Willie», porque parece estar petrificado, y es toda una leyenda en Reading. «La mayoría de las historias “extrañas” provienen de personas que hoy son adultas, pero a las que sus padres les dijeron cuando eran niños que no caminaran por la acera delante de la funeraria porque Willie les alcanzaría y “atraparía”». Y según explica Blankenbiller, «algunos de esos adultos siguen sin pisar la acera». A partir de hoy, ya podrán volver a circular frente a la funeraria. DEP, Willie (o quien seas).