El trípode

«Estado de reflexión» en Cataluña

Si Sánchez forma gobierno a través de Illa sin contar con Puigdemont, el riesgo para él será muy elevado, tanto más si lo hace con ERC y ésta queda por debajo de Junts.

Los votantes catalanes se encuentran hoy en «estado de reflexión», que no se establece por Real Decreto como el de alarma, sino por ley, y en concreto por la ley electoral, que deja para ello las 24 horas que median entre el final de la campaña y la votación. Según recogen las últimas encuestas y «trackings», habría muchos votantes catalanes que se encontrarían en esa situación, de la que Sánchez tiene sobrada experiencia. Aunque (de momento), no consta que tras sus cinco días de reflexión quiera modificar la ley para imponer ese plazo con carácter general, si bien no se puede descartar dada su tendencia a imponer sus variables «opiniones» a los españoles –como por ejemplo, su memoria acerca de nuestra Historia–, que siendo la suya, por supuesto solo puede ser democrática. En todo caso comentamos en algunas breves líneas para facilitar, si es posible, esa importante decisión a aquellos amables lectores que se encuentren en esa reflexión. Ante todo, una idea básica: lo que está en juego no es «solo» el govern de la Generalitat, sino también el gobierno de España. Si Sánchez forma gobierno a través de Illa sin contar con Puigdemont, el riesgo para él será muy elevado, tanto más si lo hace con ERC y ésta queda por debajo de Junts. Un tripartito del PSC con ERC y los Comunes, (ex podemitas de Inmaculada Colau), es lo que el desearía reeditar, como el de Pasqual Maragall y Montilla, pero entonces no existía el actual Puigdemont. Si a su vez éste también pudiera gobernar, –con Erc y la CUP al tener mayoría separatista– el dilema de Sánchez va a ser decisivo, debiendo elegir entre lo que le interesa más a su persona: o gobernar la Generalitat o seguir en La Moncloa. En la segunda opción, en todo caso la vergüenza es que un prófugo de la justicia durante siete años pase a ser en Cataluña el representante ordinario del Estado tras liderar un golpe desde la Generalitat contra la unidad de España. Y con un govern separatista del cual depende la continuidad de Sánchez, el separatismo tendría a España en sus manos. En definitiva, votar al PSC es lo mismo que votar a Puigdemont o Aragonès. Como vemos, afirmar como hace Illa que el Procés «es cosa del pasado», es una mera ficción sanchista más.

El día 11 de junio, dos días después de las elecciones europeas, la incógnita estará despejada al constituirse la Mesa del Parlament. Puigdemont y el procés estaban muertos políticamente, y Sánchez los ha resucitado para poder seguir él viviendo en La Moncloa.