Al portador
Extravagancias olímpicas, «indepes» y también otras
La extravagancia abunda y no siempre con espíritu extravagante. No hay otra forma de entender que Puigdemont anuncie que volverá a España y, como dice su entorno, requerido como está por la Justicia, negocie si lo van a detener, cómo y cuánto tiempo
Georges Mikes (1912-1987) fue un escritor, humorista y periodista húngaro, de origen judo, afincado en Londres para eludir el nazismo, que explicaba que «para ser extravagante se necesita dinero. Es cierto. Pero no se necesita el dinero propio». Chesterton (1874-1936), que también trabajó el género humorístico, escribió que «una nación no se vuelve loca cuando hace cosas extravagantes, siempre que las haga con espíritu extravagante. Pero cuando vemos que se hace cosas a lo loco, pero se toman con mansedumbre, entonces el Estado se está volviendo loco». El diario Financial Times, que enervó a Pedro Sánchez cuando incluyó en la portada las «acusaciones de corrupción contra su esposa», calificó el sábado como «extravagante» la ceremonia, también polémica y larguísima, de inauguración de los Juegos Olímpicos de París. Era el objetivo y el espíritu de los cerebros del espectáculo, sobre todo televisivo, que, no obstante, han pedido disculpas por si pudieron herir algunas susceptibilidades. Argumentan que no tenían esa intención, pero siempre quedarán dudas.
La extravagancia abunda y no siempre con espíritu extravagante. No hay otra forma de entender que Puigdemont anuncie que volverá a España y, como dice su entorno, requerido como está por la Justicia, negocie si lo van a detener, cómo y cuánto tiempo. Nadie se extraña y, ocurra lo que ocurra, se aceptará con mansedumbre. Tampoco es menos extravagante que los líderes de ERC, también Marta Rovira, que parece tener ahora la vida hecha en Suiza, presuman de «independentismo de izquierdas», algo que ni tan siquiera sería un oxímoron. Contradicción absoluta. Alfonso Guerra ya explicó que «el socialismo y el independentismo son incompatibles». Más. Los indepes negocian cobrar todo el IRPF en Cataluña, pero en el ministerio de Hacienda –algo debería decir– no había constancia del tema, al menos hasta no muchas horas. En el horizonte se otean más extravagancias, incluida la declaración o silencio de Sánchez ante el juez Peinado, tampoco muy convencional. La Sala Segunda del Tribunal Supremo, con Marchena al frente, presentó la semana pasada una «cuestión de inconstitucionalidad» sobre la ley de Amnistía. Todo apunta que el Tribunal Constitucional, sin unanimidad, lo desestimará y confirmará la extravagancia de que los dos principales tribunales de país discrepen en algo tan esencial. Todo aceptado con «mansedumbre», lo decía Chesterton, y sin olvidar que la extravagancia requiere dinero ajeno como explicó Mikes.
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