El trípode
Frente Popular: antes persecución, ahora «resignificación» (religiosa)
El sanchismo pretende volver a la España de 1936 con el único fin de intentar mantenerse en el poder
En ningún país del mundo se vive la Semana Santa como en España, donde incluso reconoce el “CisTezanos” que 2 de cada 3 españoles afirman vivirla y seguirla participando de las tradicionales procesiones. La viven, bien tan activos como siendo miembros de alguna de las numerosas cofradías y hermandades que pueblan España, bien como fieles que emocionados las acompañan por las calles. Y sin excluir a quienes también las viven con devoción ante la televisión. Es una demostración de que la apostasía (y ya no silenciosa) que recorre Europa, como escribiera san Juan Pablo II en la preparación del Gran Jubileo del 2000 , tiene en España una relativa y significativa excepción. Relativa, en tanto que es (casi) una excepción en la antigua Cristiandad europea, hoy conocida como UE, que ha apostatado de los principios y valores propios de sus raíces cristianas. La vuelta a la “normalidad” tras estos intensos días, entre otras realidades, significa sumirnos en España, a nivel social-político , en la cosmovisión sanchista, que es ahora la plasmación de lo que fue hace 89 años el infausto Frente Popular, caracterizado por un radical anticristianismo. En esa cosmovisión, la “resignificación” sanchista del Valle de los Caídos es la versión actual de aquella persecución religiosa de su predecesor Frente Popular republicano que “resignificaba” destruyendo y quemando multitud de templos. Incluyendo tumbas que contenían restos de religiosas, por las que parecían tener una particular predilección. Nuestra vigente Constitución de 1978 apostó por una reconciliación entre las “dos Españas” que se enfrentaron en la guerra civil, y que, por cierto, para entonces ya estaban básicamente “reconciliadas” a nivel social. El sanchismo pretende volver a la España de 1936 con el único fin de intentar mantenerse en el poder, y tiene en el Valle de los Caídos un prioritario objetivo a demoler como un símbolo de esa voluntad resignificadora. Primeroeran las tumbas de Franco y de José Antonio su fijación; después fue su denominación, cambiándola por la desagradable de “Cuelgamuros”; le siguieron la exhumación de restos de combatientes del bando republicano cuyas cenizas desde hacía décadas estaban entremezcladas con las de combatientes del bando nacional. Su última victoria ha sido el cese del P. Santiago Cantera como prior de la comunidad benedictina, y así hasta ahora. La gran Cruz que preside la Basílica Pontificia es su objetivo demoledor último y no es fácil comprender qué hay que negociar todavía con el actual Frente Popular sanchista. De aquella persecución religiosa a la resignificación actual: es el mismo objetivo con formas distintas. La sabiduría popular lo define: “Los mismos perros con distintos collares”.