Aunque moleste

El fugitivo en su esplendor

Sánchez va a hacer de Puigdemont el nuevo héroe de Cataluña. «Buena noticia para Moscú», dice el Post

Ni en sus mejores sueños podía imaginar Puigdemont el desenlace final de su huida. Tenemos un Código tan garantista que no penaliza en nada a quien decide escapar de la Justicia. En buena lógica, declararse prófugo debería ser un duro agravante. Es decir, quien huye y no comparece a la llamada de un juez, debería perder temporalmente y de inmediato sus derechos, al menos hasta que su comparecencia se haga efectiva. Es decir, usted se ha fugado y, en tanto que está en rebeldía, tiene restringidos sus privilegios, entre ellos el de elegir y ser elegido, su pasaporte, ocupar cargo público o recibir un sueldo de la Administración. Nada de eso sucede en España, donde sale más rentable huir que presentarse diligentemente en el Juzgado para ser preventivamente encarcelado y después condenado, como Junqueras. Muchos dijeron entonces que Puigdemont era un cobarde y Junqueras un valiente. Puede ser, pero también cabria la lectura de que, vistos los resultados, el primero ha sido un listo y el segundo un zote.

De modo que ahí tenemos hoy al fugitivo, en todo su esplendor en Bruselas, luciéndose en una conferencia a lo grande para dictar sus condiciones. Ayer le fue a suplicar emocionada, durante 3 horas, la vicepresidenta Yolanda Díaz igual que lo ha estado haciendo Asen y lo hará más tarde Pedro Sánchez. El presidente en funciones decía hace nada que con Puigdemont no se puede negociar. Ahora no es que vaya a negociar con él, le va a dar la mayor parte de lo que pide. Lo principal, su rehabilitación política sin haberse arrepentido ni pedido perdón ni comparecido ante la justicia. La amnistía será ilegal, pero ya el TC de Pumpido se encargará de legalizarla manchándose otra vez la toga. A Pumpido le gusta mancharse, lo dijo él, y se ve que al resto de sus vocales progres también. Blanquearán la amnistía para que salgan a la calle, o queden indemnes, un total de 4.200 encausados del procés: 1.432 en la vía penal, 1.689 por la «violencia policial», 1.200 sancionados y 65 espiados por Pegasus. Y si pueden meter en el saco a Laura Borras, condenada por corrupción, mejor. En eso están y eso les darán. Lo exigen al alimón ERC y Junts respaldados por Bildu, PNV y Sumar. No hay como rechazarlo, por mucho que tengamos también a varias decenas de policías empurados por el 1-O.

La segunda exigencia importante de «Puigdi» es un referéndum a la escocesa. O sea, pactado. Ahí es donde Sánchez intentará remolonear, si bien algún tipo de consulta habrá de convocar. Y de camino ceder lo poco del Estado que queda en Cataluña: la gestión de El Prat, los paradores, la Policía Nacional de Vía Layetana, la condonación de la deuda, la Agencia Tributaria propia, el Poder Judicial catalán y lo demás, de manera que lo que perviva del Estado en Cataluña sea una pobretona delegación del Gobierno con tres sub-delegaciones menores.

Con razón el otro día el «Washington Post» se choteaba de nuestro país, tras recordar que el «mártir» huido, admirador y aliado de Putin, regresará a España como Gandhi o Mandela. «Ningún jefe de gobierno o tribunal español debería apoyar eso». Ciertamente, Sánchez va a hacer de Puigdemont el nuevo «héroe» nacional de Cataluña. «Buena noticia para Moscú», sentencia el Post.