Insensateces
La gestión
El cáncer no es un estigma, no es una mancha. Hay millones de personas en el mundo con cáncer que, todos los días, tienen que ir a trabajar después de enfrentarse a su diagnóstico
Y después de todo lo dicho, resulta que tenía cáncer. Resulta que la bella Kate, a la que hemos analizado hasta la extenuación durante las últimas semanas, estaba enfrentándose a un diagnóstico inesperado. Ojalá y todo esto, ese bofetón que nos dio la realidad en la tarde del viernes, nos haga reflexionar a los medios. Desde su operación, de la que desconocíamos cualquier dato más allá de que se trataba de una afección estomacal, cualquier teoría se daba por válida ante su ausencia. Que no se dejaba ver porque llevaba una bolsa donde hacía sus necesidades. Que, en realidad, era anorexia. Que le habían extirpado los ovarios. Que se había sometido a cirugía estética en su rostro y necesitaba tiempo para que bajara la inflamación. Que se había quitado un lunar. Que padecía depresión. Que tenía una doble para aparecer en fotografías donde se la veía a perfil. Y la mejor: que su marido le había sido infiel con una de sus mejores amigas y que la amante estaba embaraza de gemelos. Para colmo, el mismo departamento de comunicación de la Casa Real Británica tuvo un fallo garrafal: la famosa foto del Día de la Madre. Publicar esa fotografía, presionados sobre manera por la opinión pública, no hizo nada más que enmarañar todavía más el caso, y dejó expuesta a la Princesa, de la que medio mundo hizo chufla por su chapucera manera de retocar el retrato. Encima se tuvo que comer el marrón de señalarse como responsable de la edición, que es ya para mandar a la calle a todo ese numeroso departamento de comunicación. Así que, Kate, enferma, preocupada por sus hijos, no tuvo más remedio que dar la cara en un vídeo ante el que es imposible no mostrar conmiseración. Aun así y, de nuevo, también es cuestionable la gestión que se ha hecho de su mensaje. El cáncer no es un estigma, no es una mancha. Hay millones de personas en el mundo con cáncer que, todos los días, tienen que ir a trabajar después de enfrentarse a su diagnóstico. Un cáncer no se gestiona. No se tiene que batallar, no es una mácula innombrable, no es sólo para valientes. Debemos normalizar que existe y que hay que convivir con ella. Convivir.
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