Al portador

El Gobierno pierde 0-2 y Sánchez de portero

«Las derrotas parlamentarias del Gobierno son inocuas por ahora, pero tampoco pueden prolongarse mucho tiempo»

José Saramago (1922-2010), el Nobel portugués que hacía «comprensible una realidad huidiza», también explicaba que «la derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo, nunca es definitiva». El Gobierno acaba de perder dos votaciones en el mismo Parlamento que Pedro Sánchez orilla, a pesar de sus últimos matices, cuando no obtiene su favor. Ambas derrotas son un 0-2 contundente sin apenas consecuencias ni mayor trascendencia real, pero sí psicológica. Todo será más duro si, como apunta, Junts vuelve a tumbar el techo de gasto y obliga a prorrogar los Presupuestos. El inquilino de la Moncloa cree que tiene una última baza si negocia/promete algo a los ganadores de los próximos Congreso de los partidos «indepes», aunque nunca hay nada seguro en ese terreno. Por si acaso, quizá en un exceso de autoafirmación, proclamó que puede seguir adelante sin el apoyo parlamentario que le hizo presidente. También sabe que, incluso para él, eso es imposible más allá de unos meses, casi un año y, aunque menores, los traspiés parlamentarios le horadan más de lo que parece.

La prórroga presupuestaria no plantea grandes problemas económicos. Las cuentas vigentes son tan expansivas que todavía se pueden estirar más. Es un problema de imagen y credibilidad, dentro y fuera de España. Si, justo antes de sonar la campana, el Gobierno logra luz verde para los presupuestos, habrá legislatura hasta 2027. Mientras llega ese momento, Sánchez, tras el Congreso del PSOE, liquidará a cualquier dirigente del partido con algún atisbo de disidencia, acaso con la excepción –estética– de García Page. Si después de todo, y con Puigdemont rehén del Constitucional, no hay Presupuestos, el presidente, con el consejo de Diego Rubio, el nuevo Maquiavelo de la Moncloa, lector ávido del florentino, barajará opciones para la primavera/verano. Hay indicios. La portavoz Pilar Alegría, cada día más cercana al presidente, habló el otro día, en un lapsus, corregido sobre la marcha, de las elecciones de 2025. Tiempo de provisionalidad en el que Feijóo presumirá de victorias, inanes pero victorias, parlamentarias, con Sánchez de portero, que como las derrotas tampoco son definitivas, según Saramago.