La situación

El goteo del caso Koldo

«Hay miedo –fundado– de que un tirón de la manta, por alguno de los acusados, alcance a otro alto jerarca del poder socialista»

Hace meses, Moncloa se encontró con el estallido de un caso de supuesta corrupción en su grupo parlamentario. El conocido caso del Tito Berni resultaba no solo feo a efectos políticos, sino macarroide y chusco. Sin embargo, los artistas de la gestión de crisis que Pedro Sánchez tiene a su servicio consiguieron acotar el escándalo paso a paso, hasta perimetrarlo en Canarias.

Esa tarea de jibarización de un escándalo se ha puesto en marcha, de igual manera, con el caso Koldo. El asunto que afecta a Isabel Díaz Ayuso, a través de su pareja, ha provocado ya una contraofensiva socialista por tierra, mar y aire, con la que pretende empatar un partido que hasta ahora perdía por goleada.

Sánchez trata de sostener –con dificultades– la inmaculada imagen que pretende dar sobre la «incompatibilidad del PSOE con la corrupción». A este respecto, permítase una reseña histórica: el copyright sobre esa frase la tiene Aznar en referencia al PP. «El PP es incompatible con la corrupción», sentenció el expresidente, mucho antes de que Sánchez desalojara a Rajoy de la Moncloa por una moción de censura, con motivo del caso Gürtel.

Que Sánchez hable de esa incompatibilidad con la corrupción al tiempo que intenta expulsar del PSOE a José Luis Ábalos es una muestra –algo desesperada– del temor que provoca en las cercanías del poder la sucesión de informaciones sobre las andanzas de los koldos, y el miedo –fundado– de que un tirón de la manta, por alguno de los acusados, alcance a otro alto jerarca del poder socialista o de sus cercanías.

Hoy, vuelve a estar de actualidad el vodevilesco episodio de Ábalos, Koldo y parece que alguien más, recibiendo en Barajas el 20 de enero de 2020 a la mandamás chavista Delcy Rodríguez y sus muchas maletas llenas de no se sabe qué, aunque se sospecha que de nada legal. Ábalos se libró de una investigación más exhaustiva de aquel pintoresco capítulo de su etapa ministerial porque dos meses después nos confinaron por la pandemia y bastante teníamos los españoles con cuidar de nuestra salud. Pero la sombra de Delcy ha vuelto. Y es alargada.