
Aunque moleste
Las guerras de la USAID
Financiaba falsas banderas, revueltas de colores y a la progresía woke
Poco se está hablando de la decisión más importante tomada por Elon Musk al frente de su oficina DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental), como lo es el cierre de la denominada Agencia USA para el Desarrollo Internacional (USAID), también conocida por el trumpismo como «brazo de la CIA para la desinformación». Trump firmó el 20 de enero la orden por la que se suspendían las ayudas internacionales, argumentando que la citada agencia está dirigida por «un puñado de lunáticos radicales», si bien la opinión de Musk es más severa, al opinar que se trata de «una organización criminal». Tras la firma del decreto, los gestores negaron la entrada a los enviados de Trump a los despachos, en un intento de evitar que ocuparan sus computadoras, algo que finalmente se acabó produciendo al intervenir la Policía. Lo que encontraron era un secreto a voces: bajo el paraguas de la cooperación humanitaria, la USAID repartía miles de millones de dólares y ejercía de tapadera de operaciones de todo tipo en el exterior, entre ellas acciones de falsa bandera, revueltas de colores inductoras de golpes de estado, financiación de cierto terrorismo islamista, protección a las maras de pandilleros centroamericanos, plantación de campos de adormidera en Afganistán, esterilización de mujeres indígenas en Perú, presión a las naciones para que cambiaran su voto en la OMS y la ONU, o extorsión a los gobiernos latinoamericanos para avanzar en las políticas woke, entre ellas el aborto, la eutanasia y las agendas transgénero y LGTBi. También la financiación de las fundaciones más importantes de Soros o el soporte presupuestario, con cientos de millones, a medios de la izquierda ultra, como Político en Bruselas, amén de otros altavoces del progre-globalismo, «pseudo-ONG» y plataformas de infiltración como «Republicanos contra Trump», que acusaban de «desinformar» a quienes transmitían relatos no oficiales.
Creada por John F. Kennedy para la ayuda humanitaria de EE UU en el mundo, la USAID degeneró hasta acabar convirtiéndose en una mastodóntica e incontrolada agencia con más de 10 mil funcionarios, de los cuales 3 mil trabajan en Estados Unidos y los 7 mil restantes en el extranjero, más otros 5 mil colaboradores temporales en el exterior. Su presupuesto anual era de 50 mil millones de dólares, que Musk pretende recortar casi en su totalidad, dado que la idea es conservar dentro de la Secretaría de Estado, dirigida ahora por Marco Rubio, una representación mínima de ella, con apenas dos centenares de empleados, bajo la supervisión de Pete Marocco, nombrado administrador único.
Musk ha utilizado la palabra «criminales» para definir a los directivos de la Agencia, acusándolos de usar dinero de los contribuyentes norteamericanos para costear investigaciones biológicas prohibidas en Estados Unidos, incluida la financiación de bio-laboratorios en Ucrania y el famoso centro de investigaciones infecciosas de Wuhan, donde se experimentaba con ganancias de función en diferentes virus. Algunos de los proyectos más polémicos, revelados por la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, son los 80 millones entregados a la fundación de la hija de Clinton, 10 millones en experimentos para crear ratones y monos transgénero, ayudas para terapias hormonales en Sudáfrica, Kosovo, Guatemala y otros países, o una ópera gay en Colombia.
El cierre de la USAID se considera un pulso de Musk al izquierdismo ultra infiltrado en la Administración. La guerra ha comenzado.
✕
Accede a tu cuenta para comentar