El trípode

Los «hechos comprobables» para Puigdemont

El residente en Waterloo exige «hechos comprobables» a Sánchez antes de decidir su voto: hoy es para decidir quién será la 3ª autoridad del Estado y en septiembre sobre quién ejercerá la 2ª

El residente en Waterloo exige «hechos comprobables» a Sánchez antes de decidir su voto: hoy es para decidir quién será la 3ª autoridad del Estado y en septiembre sobre quién ejercerá la 2ª. Respectivamente, son la presidencia del Congreso (que conlleva la de las Cortes Generales), y la del Gobierno de la Nación. De momento no exige la 1ª que corresponde a la Jefatura del Estado que ostenta S. M. el Rey Felipe VI, pero que «con el Partido Sanchista todo se andará» debe pensar. De momento tiene en Waterloo su «Consell de la República», –más propiamente de la «republiqueta» como ya fue denominado–, tras los 8 minutos de vigencia de la DUI previa a su huida de España en el maletero de un coche. La verdad es que con un cierto conocimiento de la Historia –en este caso no excesivamente difícil– habría debido elegir otro destino quizás no tan dorado, pero con menos connotaciones históricas no precisamente adecuadas para sus intereses. Waterloo es un vocablo que remite irremediablemente a Napoleón Bonaparte, el emperador de los franceses, que allí encontró el final de su aventura imperial que le condujo a su último exilio terrenal, –menos plácido que el anterior–, en una perdida isla del Atlántico Sur denominada Santa Elena. Cuando escribimos esto, el oscurantismo, que ahora denominan «discreción», describe la carencia más absoluta de transparencia en las negociaciones. Sin duda este oscurantista proceso tiene directa relación con la indignidad que significa negociar las instituciones de España con los separatistas, y las subsiguientes cesiones a sus apetencias. De momento, Sánchez ya ha dicho ante sus agradecidos y entusiastas parlamentarios, que va a promover durante la presidencia española de la UE, la cooficialidad de las lenguas españolas. No sabemos si es un hecho ya «comprobable» por Puigdemont o esperará a poder hablar en catalán en el Parlamento Europeo. Eso sí, tras ser recibido como president del «Consell de la Republiqueta» con todos los honores en La Moncloa por su querido Sánchez, a quien mantendrá allí mientras le sea útil para sus intereses secesionistas. No es difícil imaginar la imagen de España a los ojos de nuestros 26 socios europeos, viéndole como diputado europeo elegido por España, prófugo de la Justicia por delito de sedición contra el orden constitucional y luego amnistiado y con mando en Moncloa. Así, ya ni sorprende que hasta el inefable expresident Quim Torra, se pitorree diciendo que solo falta que le envíen «un cofre con collares y un par de botellas de alcohol» a cambio de su voto. Sí; tal parece que el diablo quiere destruir España.