Al portador
El TC y la imperfecta certeza judicial
«La interpretación de que lo que no prohíbe la Constitución está permitido puede tener consecuencias desastrosas»
Francisco Tomás y Valiente (1932-1996), que murió asesinado por ETA en su despacho de la Universidad Complutense de Madrid, fue presidente del Tribunal Constitucional (TC) entre 1986 y 1992. Antes, en 1985, ya había escrito de «la siempre imperfecta certeza judicial» y que «la certeza científica es lenta y la judicial mucho más». Muy amigo de Felipe González, nunca sabremos qué hubiera hecho al frente del TC con la amnistía a los «indepes» condenados por «el procés», aunque es fácil colegir que hubiera discrepado con su sucesor, Cándido Conde-Pumpido. El actual presidente del Constitucional, elegido por Pedro Sánchez, pretende imponer esa «imperfecta certeza judicial», justificada en que todo lo que no prohíbe –de manera expresa– la Constitución está permitido, según la argumentación de la vicepresidenta del TS, Inmaculada Montalbán en el borrador de la sentencia que declara constitucional la amnistía. El problema es que esa tesis, que sentará jurisprudencia, puede abrir la puerta a interpretaciones de la carta magna de todo tipo. Si todo lo que no está prohibido –de forma expresa– está permitido, se despeja un camino para la legalidad de asuntos que ahora no lo son, salvo que se legisle de manera específica. Por otra parte, la amnistía borra, desde el punto de vista legal, los delitos de los amnistiados, que es como si no hubieran hecho nada, siempre ante la justicia, claro. Lo que es imposible eliminar –«imperfecta certeza»– y además se sienten orgullosos de ello, es lo que hicieron Puigdemont, Junqueras y compañía. Además, siempre han dicho que volverían a hacerlo y ahora, será otra consecuencia de la sentencia, incluso se podría considerar que es legal. La Constitución, al fin y al cabo, no prohíbe de forma explícita declarar la independencia, por mucho que se fundamente «en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles», que «reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas». El TC está a punto de hacer un destrozo a la propia Constitución y por eso quizá convendría recordar que «la vida y el prestigio de las instituciones depende tanto de lo que ellas hacen como de lo que se hace con ellas», como también escribió Tomás y Valiente.