El buen salvaje

Juegos «woke»

El mundo ha cambiado tanto que no sé si los atletas de hoy son unos mamarrachos que no aguantan una lesión o si yo viví un día el ascenso al Olimpo y me quedé marcado para toda la vida

Hola. Estoy viendo un resumen de los resultados de los Juegos Olímpicos. Encuentro que hay poca épica. Cualquiera que se esfuerce un poco puede pasar a la historia. Es un comentario de señor mayor. Las manos cruzadas detrás, como corresponde, mientras se pasea por la orilla de la playa. Me pregunto, como en tantas cosas, si ese sentimiento, esa melancolía, esa tristeza, es generacional.

Resulta que algunos están a punto de ganar, pero el común lo celebra como si, efectivamente, hubieran ganado. A ver, es como si yo, o tantos, que escribimos, nos mereciéramos el premio Nobel solo por intentarlo. Vale, tiene mérito intentarlo. Escribir, pegar un sello. Creo que debemos poner una corona de laurel al campeón, pero a los que están aprendiendo les viene bien fracasar para darse cuenta de lo duro que es ganar. Es como lo alumnos de la ESO que les permiten pasar de curso con algunos suspensos. No puede ser que sea tan fácil ser un héroe. Entonces, ¿a quién me gustaría parecerme? Me rompo cada día cuando voy a trabajar y encuentro que no lo he hecho suficientemente bien. Supongo que usted pone todo su empeño en algo, no sé, preparar un atún rojo, llegar a la siguiente esquina de su barrio cuando sale a correr. Entonces, ¿debería haber una grada que nos animara? En este año, como en otros ámbitos, otras luces, la mediocridad es bella.

Hemos cambiado el paradigma. Colijo que no es lo mismo que, cuando era adolescente, vivía como si no hubiera un mañana, las hazañas de los olímpicos. El mundo ha cambiado tanto que no sé si los atletas de hoy son unos mamarrachos que no aguantan una lesión o si yo viví un día el ascenso al Olimpo y me quedé marcado para toda la vida. Siguen cayendo medallas al abismo. Se dibujan pódiums para todos. Vale, lo importante era participar, pero es que a este paso van a aplaudir a los recogepelotas, que también se esfuerzan. Para que me entiendan, para mí han sido los primeros juegos «woke». Y eso duele.