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Koldo, Ábalos, el PSOE, ley de Murphy y principio de Peter
Sánchez empieza a percibir que «cuando algo puede salir mal, saldrá mal», como descubrió Murphy
Edward A. Murphy (1918-1990) fue un ingeniero aeroespacial americano que cuando trabajaba en pruebas de resistencia en la base aérea de Andrews enunció la ley que lleva su nombre: «si algo puede salir mal, saldrá mal», es la versión más popular. La formulación original era algo más amplia: «si hay varias maneras de hacer una tarea, y uno de esos caminos conduce al desastre, alguien utilizará ese camino». Lawrence J. Peter (1919-1990), coetáneo de Murphy y catedrático de Ciencias de la Educación en la Universidad del Sur de California, es famoso por el llamado «Principio de Peter». Sostiene que «en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta que se corta». Y como precedente remoto, Ortega y Gasset (1883-1955), ya en 1910, escribió que «todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes».
El Gobierno de Sánchez, el gran resistente, tras años de autofelicidad y autobombo, después de las elecciones gallegas, con la amnistía pendiente y ahora con el episodio esperpéntico del aizkolari Koldo, asesor de Ábalos, parece haber entrado en el escenario que temía Murphy. Suele ocurrirles a todos los políticos y a todos los partidos muchas veces –pero no siempre– al final de su ciclo exitoso, cuando esa «baraka» que parecían tener, de repente, desaparece. Koldo García, por otra parte, encaja más en la ley de Murphy, entre otras situaciones insólitas y sorprendentes. Ignacio Ruiz Jarabo, ex director general de la Agencia Tributaria y ex presidente de la SEPI, acaba de recordar en Vozpopuli que un vocal asesor de un ministerio –el puesto que ocupaba Koldo con Ábalos–, de designación libre del ministro, está catalogado con el nivel 30 de la jerarquía de la Administración del Estado, el más alto. Debe ser ocupado por un funcionario de carrera o, de forma excepcional, por una persona que, aunque carezca de dicha condición, tenga el bagaje profesional adecuado para cumplir su desempeño. Koldo no era funcionario y no está claro que ser portero de discoteca, por muy especializada que fuera, sea equipaje suficiente. Todo una astracanada a la que le falta la traca final. El PSOE le ha exigido a Ábalos que entregue su escaño para contener la riada y, sin duda, espera algo a cambio porque el ex ministro, que perdería la inmunidad parlamentaria y sabe mucho, no se irá a casa sin ciertas garantías. Sánchez empieza a percibir que «cuando algo puede salir mal, saldrá mal», como descubrió Murphy.
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