Sin Perdón

Koldo muestra lo chulo que es Koldo

«Me temo que lo de Koldo y sus colegas es lo que parece. No hay que darle más vueltas»

No tenía ninguna duda del carácter y la calidad del pintoresco Koldo. No me extraña que hiciera carrera como portero de discoteca, porque es un chulo de manual cuya presencia debía aterrar a los jóvenes que hacían cola. Su imagen en la comisión del Senado señalando con el dedo y mirando fijamente a los senadores, así como sus movimientos corporales hacen reflexionar sobre qué temas asesoraba al ministro de Transportes y Obras Públicas. Es un misterio irresoluble. Uno de los mayores que hemos vivido desde la Transición hasta nuestros días. Koldo confundió la Cámara Alta con un bar de los barrios bajos de una ciudad portuaria. No respondió a ninguna pregunta. Solo le faltó decir «soy Koldo y el mundo me hizo así», para pedir luego un whisky o un gin-tonic a uno de los ujieres. Hay que recompensarle con la gran cruz de la Orden de Sanidad. El exministro Salvador Illa reconoció este lunes en el Congreso que se había visto en una ocasión con el antiguo asesor de Ábalos, aunque no se contrató con la empresa que patrocinaba. Es un tema que sigue sumido en la oscuridad, porque parece que se produjeron más reuniones.

Por otra parte, no entiendo qué hacía Koldo ejerciendo de intermediario sin escandalizar al ministro de Sanidad. Por cierto, no tenía ninguna experiencia o formación en esa materia. Era, simplemente, un comisionista que quería ganar una pasta gansa y lo consiguió. Es lógico que cuestionemos su ética y sus intenciones. Es cierto que la cultura del pelotazo, como sucedió durante el felipismo, es algo consustancial al PSOE cuando consigue algún gobierno. Me temo que lo de Koldo y sus colegas es lo que parece. No hay que darle más vueltas. Se enriquecieron escandalosamente sin tener experiencia en temas sanitarios aprovechando la crisis provocada por la pandemia. Otra cuestión distinta es que se pueda probar la comisión de algún delito en la vía judicial, aunque se podrán clarificar esas prácticas inmorales. En todo caso, Sánchez tiene un problema tanto con Koldo, que era la persona de máxima confianza de su mano derecha, como con el enriquecimiento de las redes clientelares de amigos del PSOE. Por cierto, Ábalos fue leal defendiendo a su amigo y antiguo asesor. No sea que decida hacerse tenor y cante la Traviata.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)