Insensateces
Yo, Leonor
Yo, la verdad, es que quisiera reinar como el tito Carlos, a los setenta y tantos. Por cierto que, toda la vida sin pegar un palo al agua y le cae la coronación en sábado, que es que hay que tener mala leche
Mira que me lo temía, me cagüen la leche. Mira que, la última vez que vine, no di con la ensaladera de bambú que compraron en sus viajes por Asia. Que debió ser Vietnam, o en un arrozal, o por ahí. Pongo ayer la tele y la veo, ahí, en la cabeza de mi madre. Se ha puesto el bol de las palomitas en lo alto para ir a lo del tito Carlos. Que yo no digo, ojo, que, puestos a crear tendencias, ya valga todo. Que ella iba mona puesta porque si Altibajos no va mona, si todo el mundo dice que no iba mona, el morro que se le va a poner se le puede atar con una manta de Zamora. Pero eso era la ensaladera, por la gloria de mi madre. Yo, la verdad, es que quisiera reinar como el tito Carlos, a los setenta y tantos. Por cierto que, toda la vida sin pegar un palo al agua y le cae la coronación en sábado, que es que hay que tener mala leche. Un hombre curtido en el no hacer ni el huevo, y menudo fin de semana que me lleva, con todas esas casas reales ahí reunidas, tan rancias y tan cansinas. Yo he estado en mi colegio de Gales, que nos lo han puesto por la tele, y me he metido una bolsa de Doritos picantes. De las grandes, con un par. Que voy a echar un trasero como el mapa del Brasil, pero que me quiten lo bailao. Que luego ya vendrá la academia militar y me tocará rancho, que es lo que me daba Altibajos un día sí y otro también. Acelgas y caballa. Todo glamour. Por cierto otra vez. Que, el día anterior, se puso mi señora madre un traje de Victoria Beckham de un color churriguetoso y, yo creo, que nos merecemos conocer al marido, por lo menos. Ese día, cuando los visitemos, me voy a poner de ajo morao de Las Pedroñeras que se le van a poner las uñas vueltas a la posh. Al yayo no le han invitado. Dicen que por culpa de Altibajos. Seguramente, no te fastidia. En fin, que me voy a lavar los piños que tengo la lengua naranja. No me molesten hasta los setenta, oigan.
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