Sin Perdón
¿Es más peligroso el comunismo o la derecha radical?
«Esos partidos de la derecha radical respetan el ordenamiento constitucional»
Uno de los grandes éxitos del comunismo y el populismo de izquierdas iberoamericano, que son lo mismo, es haber creado el miedo a la ultraderecha como factor de movilización electoral. En algunos casos les funciona y en otros acaban fracasando. La ineptitud del arrogante Macron y los errores de la clase política tradicional explican el éxito de Le Pen que ha ganado la primera vuelta de las elecciones francesas. Lo mismo se puede decir de Meloni en Italia. Al final, la corrupción y la ineficacia de los líderes de los partidos tradicionales les condujo al desastre. ¿Dónde están los socialistas franceses e italianos? En la papelera de la Historia. No sé muy bien si Sánchez se identifica con el fracasado Macron o el radical Melenchón. Me temo que más bien con el segundo, ya que ha abrazado con el fervor del converso la agenda radical de los populismos iberoamericanos. Estos días me pregunto, una vez más, por qué esa derecha radical de Le Pen o Meloni es más peligrosa que el comunismo. La realidad es que es propaganda populista para movilizar a su electorado. No hay más que ver el éxito de la primera ministra italiana o comprobar la buena gestión de los gobiernos del PP que cuentan con el apoyo de Vox.
He de reconocer que me da más miedo el comunismo o Bildu, que es el partido controlado por los antiguos dirigentes del aparato político y militar de ETA. Es cierto que me gusta la centralidad y me desagradan los extremismos, pero esos partidos de la derecha radical respetan el ordenamiento constitucional. No existe ningún caso en la Historia en el que un partido comunista haya respetado la democracia y los derechos humanos cuando ha alcanzado el poder. Es cierto, también, que cuando están en la oposición aseguran que son muy demócratas y que su principal preocupación son las personas. La realidad ha sido y es muy distinta. Es bueno observar cómo se vive en los países gobernados por comunistas y populistas. En otros, hasta que no consiguen el poder total se dedican a aplicar agendas regeneracionistas para fortalecer la democracia que en realidad se traducen en perseguir a los discrepantes, atacar la Justicia, controlar la Administración y silenciar a los periodistas.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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