Eleuteria

Milei contra Sánchez

El conflicto con Milei nos ha revelado en manos de quién estamos

Decir, como dice Pedro Sánchez y el gobierno socialista en pleno, que Javier Milei ha atacado a las instituciones nacionales y a la misma España por sus críticas a Begoña Gómez, es un completo disparate. Los ataques del presidente de Argentina contra la esposa de Pedro Sánchez podrán parecernos más o menos pertinentes (desde luego no cabe calificarla como «corrupta» dado que todavía no ha sido condenada, pero tampoco cabe obviar que sus actividades profesionales han sido poco decorosas y poco decentes aun cuando no fueren constitutivas de delito), mas desde luego no son un ataque a ninguna institución española y, mucho menos, al pueblo español. Como mucho podrá afirmarse que sí representan un ataque contra Pedro Sánchez, quien ocupa la presidencia del Gobierno de España.

Pero, por un lado, el ciudadano Pedro Sánchez no equivale a la institución presidencia del Gobierno de España (que alguien ocupe una magistratura no lo convierte en la magistratura) y, por otro, la presidencia del Gobierno de España no equivale al conjunto de la ciudadanía española. Uno puede criticar a Pedro Sánchez sin por ello desdeñar al Estado español y, a su vez, uno puede desdeñar al Estado español sin desdeñar al conjunto de los españoles.

Personalmente, por ejemplo, creo que Begoña Gómez ha tenido comportamientos poco ejemplares; considero que Pedro Sánchez es un cínico y un mentiroso obsesionado por el poder; sostengo que el gobierno de España tiene una clara vocación de derribar la separación de poderes; y mantengo que el Estado es una maquinaria parasitaria que busca cercenar las libertades de los ciudadanos. Pero nada de todo ello supone animadversión alguna hacia mis conciudadanos.

Que Pedro Sánchez se haya envuelto en la bandera española para enfrentarse a las críticas de Javier Milei solo reafirma una de estas dos posibilidades: o que Pedro Sánchez es un manipulador profesional de la opinión pública con el objetivo de perpetuarse en el poder; o que Pedro Sánchez ha terminado creyéndose el Estado español mismo y, por tanto, que los ataques contra él o contra su entorno son ataques contra nuestras instituciones políticas y nuestra democracia.

Sea como fuere, el conflicto con Milei nos ha revelado en manos de quién estamos.