El puntazo

La normalidad de lo anormal

Las razones de Pedro Sánchez para tal desplante no existen, al menos confesables

El Gobierno ha enmarcado en la normalidad que Pedro Sánchez no acuda al funeral por el Papa Francisco en Roma. Según la versión oficial, al tratarse de una ceremonia de Estado es al Rey a quien le corresponde la representación de España. El criterio de Moncloa no es compartido por la casi totalidad de las grandes naciones del mundo, cuyos primeros mandatarios sí honrarán con su presencia al Santo Padre fallecido y al estado vaticano como mandan la cortesía y los usos diplomáticos. Tampoco lo fue en su día el del anterior ejecutivo socialista de Rodríguez Zapatero, que sí acudió a las exequias de Juan Pablo II. Las razones de Pedro Sánchez para tal desplante no existen, al menos confesables, más allá de su muy particular interpretación del respeto institucional sobre todo a la Corona, como lo demostró ayer con la espantada en el Premio Cervantes.