Mar en calma

Nuestro hogar

En nuestros hábitos cotidianos está la posibilidad de minimizar nuestro impacto negativo en el medio ambiente

En un mundo cada vez más digital y en un día tan simbólico como el de hoy: Día Mundial de la Educación Ambiental, preocupa que no seamos capaces de valorar y cuidar lo que nos acoge, nos sustenta y mejor energía nos da: la naturaleza.

En la era digital, es crucial ser conscientes de que el avance tecnológico no puede ir en detrimento de la salud de nuestro medio ambiente.

Priorizar la sostenibilidad y promover una mayor conciencia medioambiental puede ser la clave para un mundo más habitable y un futuro más saludable para nuestro planeta.

Hemos de poner límites al tiempo que pasamos hiperconectados porque es tiempo que robamos a vivir conectados con la naturaleza. Además el uso de la tecnología se ha convertido en una adicción en la que especialmente nuestros hijos caen como moscas. Y cuanto más tiempo están «pantallizados» más se agria su carácter e incluso se pueden volver agresivos a la hora de retirarles el motivo de su adicción.

La celebración del Día Mundial de la Educación Ambiental tiene sus raíces en 1975, cuando expertos de más de 70 países establecieron estos objetivos: concienciar acerca de los problemas del medio ambiente, proporcionar conocimientos básicos, desarrollar actitudes y aptitudes para resolver problemas ambientales y estimular la responsabilidad social en la mejora del medio ambiente.

Además, se destaca cada año la importancia de tener en cuenta tres principios clave: las 3 Rs: Reducir, Reutilizar y Reciclar. Se trata de simplificar el consumo, dar una nueva vida a los objetos y dar a los materiales una segunda oportunidad (como el vidrio que puede reciclarse hasta 40 veces).

Estos tres principios reclaman nuestra responsabilidad con el medio ambiente y tener en cuenta que en nuestros hábitos cotidianos está la posibilidad de minimizar nuestro impacto negativo en el medio ambiente.

Comprometámonos seriamente con el respeto y la preservación de nuestro planeta. Al fin y al cabo, es nuestro hogar.