Y volvieron cantando
Orgullo a la carta
El cortoplacismo excluyente de los dirigentes de PSOE y Sumar no va a desaprovechar su baza, LGTBI contra «fachas»
Si faltaba una guinda para el pastel de la precampaña electoral a las generales, no podía ser otra más oportuna que la celebración del orgullo. Una guinda desde luego bien colocada para mayor gozo de los idearios de la izquierda que han visto una nueva arma arrojadiza a pocos días para la cita con las urnas y de esas que mueven el voto con las tripas frente a un adversario político al que burdamente se niega el pan y la sal de su papel en la defensa de derechos civiles en un obstinado y sempiterno intento por establecer la analogía entre derecha y represión a la libertad sexual. Madrid, capital de España gobernada por la derecha con una confortable mayoría absoluta y también capital de esta comunidad igualmente gobernada con mayoría absolutísima, se ha caracterizado desde siempre y con independencia de condicionantes políticos, por ser la gran casa de acogida donde nadie se siente foráneo y donde a nadie se le pregunta, ni el lugar de procedencia, ni la adscripción política o religiosa, ni la condición sexual. Tal vez por ello también lleva años convertida en el gran lugar de acogida mundial para la fiesta del orgullo LGTBI, una ciudad «orgullosa del orgullo» que ve cómo cada año su trajinar diario, su fisonomía y sobre todo, su economía, se ven beneficiados por una celebración que tiene a la calle y a la libertad como primeros referentes.
Y en estas volvemos a encontrarnos este fin de semana con la opereta de siempre que no es otra que el señalamiento a quienes abren sus brazos a los colectivos LGTBI en la capital del multicolor arco iris, como responsables del freno a las libertades agazapados tras una extrema derecha ávida de quemar brujas y encarcelar a homosexuales, pero sobre todo con algo tal vez peor, como es la renuncia de los partidos de la derecha, en especial el PP, a alzar la bandera de la libertad en unos colectivos secuestrados desde hace no pocos años por sectores ideológicos y siglas muy concretas. Ser homosexual no obliga a ser de izquierdas, igual que ser aficionado taurino no obliga a ser de derechas, pero el cortoplacismo excluyente de los dirigentes de PSOE y Sumar no va a desaprovechar su baza, LGTBI contra «fachas». Mientras tanto, eso sí, la derecha ni está ni se la espera y casi pidiendo perdón.
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