Al portador
Patrón, marineros, fiscales y jueces
«Sánchez y Puigdemont, en algún instante, no sin cesiones, llegarán a un acuerdo, pero las instituciones volverán a sufrir»
Andrew Hargreaves, experto en educación, inspirador de las reformas en Gales y Escocia, crítico con el sistema PISA, cree que «la confianza lateral entre colegas es tan importante como la confianza vertical dentro de la jerarquía». Fue una de las estrellas del Congreso Internacional de Innovación Educativa, celebrado en Zaragoza en 2022. En España, la Fiscalía General es jerárquica y, en última instancia, se le puede aplicar que «donde hay patrón no manda marinero». No es una excepción, hay países en los que el Fiscal General del Estado –EEUU o Francia– son miembros del Gobierno, algo que no debería horadar la independencia, legal y teórica, de la Justicia. La decisión de la junta de fiscales de lo Penal del Supremo de que existen indicios de terrorismo en los disturbios en Cataluña tras la sentencia del «procés», remite a Hargreaves. Todo queda ahora en manos de la teniente fiscal –nombrada por la polémica Dolores Delgado– María Ángeles Sánchez, sin que la opinión de la junta de fiscales sea vinculante. Lo más probable es que opte por descartar el delito de terrorismo y la imputación de Puigdemont. En ese caso, la Sala Segunda del Tribunal Supremo, que preside Manuel Marchena tendrá una patata caliente. Interpretar en la Ley qué es y qué no es terrorismo puede ser una versión actual de las discusiones bizantinas sobre el sexo de los ángeles.
El Gobierno, porque Sánchez ha tropezado con un Puigdemont que no se fía del inquilino de La Moncloa, ha encallado donde no imaginaba con la amnistía. Es tan histórico como original que el beneficiario de una medida de gracia vote en su contra, pero no menos estrafalario que los equilibrios del Gobierno para sobrevivir. En algún momento, Sánchez y Puigdemont, no sin ceder algo ambos, lograrán un acuerdo porque ahora son imprescindibles el uno para el otro. Mientras tanto, las instituciones sufren y algunos intentan minar sus cimientos. El Gobierno, con y sin Presupuestos, podría resistir sin los «indepes» y el prófugo de Waterloo convertirse en huido permanente, pero todo sería más enrevesado. Inquietud en La Moncloa y en las filas «indepes». En ambos casos, los marineros harán lo que diga el patrón, pero no se debe olvidar la importancia de «la confianza vertical en la jerarquía», como explica Hargreaves.
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